Tijuana.- Con sus 130 años de vida, Tijuana ya se extiende más allá de lo que puede alcanzar la vista y es capaz de regalarnos a veces postales para sentir orgullo, identidad y asombro.
Algunas de esas estampas se pueden lograr desde el Cerro Colorado, uno de los lugares icónicos del municipio.
Desde lo alto, hasta donde hace años llegaba el viacrucis de la iglesia católica en el que participaban decenas de personas, es posible apreciar algo de esta población que aspira a ser un referente.
Aparecen desde ahí la presa Abelardo L. Rodríguez que alguna vez lució al tope, el estadio de beisbol que da cuenta de una de las aficiones deportivas de esta frontera, e incluso algunas de las laderas por las que cada año corre la lluvia amenazando a quienes han levantado su hogar en ellas.
Fotografías de Ramón Hurtado
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hay 1.8 millones de habitantes, pero más de uno se atreve a decir sin problema que la cifra es mucho más grande.
Desde la Tijuana sucia que narró José Revueltas en ‘Los motivos de Caín’, hasta la nocturna que aparece en “La bamba”, esta esquina del país siempre resulta atractiva aunque se hable mal de ella, o quizás lo sea por esa misma causa.
La música también ha levantado aquí historias para inmortalizar, pero su verdadero origen, el del rancho, el casino, la mafia, el boxeo y otros pasajes, sin duda está más allá de cualquier ficción. Fotografías de Ramón Hurtado.