Daniel Ángel Rubio
Tijuana.- El espacio en la vía pública que durante muchos años ocupó María Luisa Calderón, la “Maguana”, se convirtió en un lugar para recordarla.
Personas que la conocieron han dejado flores, fotografías, veladoras y otros artículos a unos días de la muerte de la mujer que se convirtió en leyenda en las calles de la ciudad.
Gildardo García dice que la conoció antes de que las enfermedades mentales la transformaran, y llegó a compartir con ella la borrachera.
“La agarraban los policías y la encerraron en ‘la ocho’, se aventó tres años allí”, recuerda el hombre que compartió con ella esa experiencia en la antigua cárcel municipal que estaba en la calle Octava.
Cuenta que con el tiempo, María Luisa dejó de hablar con la gente, y también tuvo enfrentamientos con algunos policías por sus problemas con el alcohol.
Coincide con comerciantes de los alrededores que muchas personas la ayudaban con alimento, dinero o cobijas, aunque también había quien le robaba sus pertenencias cuando se quedaba dormida.
A su alrededor, las historias de su origen y sus andanzas abundan, aunque son pocos los datos que están verdaderamente confirmados.
Jaime Cruz dice que nunca ha sabido exactamente su historia, y entre risas cuenta que la primera vez que la miró en la calle fue insultando a su familia.
“No se puede criticar a las personas porque no sabemos qué historia hay detrás de ellos, simplemente a veces no podemos ayudar”, mencionó.
Los restos de María Luisa Calderón fueron despedidos el sábado por la tarde, en la Plaza Bicentenario, frente a la antigua catedral en Zona Centro.