Crisstian Villicaña
Tijuana.- Rodolfo López Esquerra, capitán de bomberos de Tijuana, jubilado hace más de 30 años fue parte de una época en la que las técnicas y equipo para mitigar los incendios era escaza obligando al equipo a improvisar, doblar esfuerzos y, con ello, poner en riesgo la vida.
"Cuando yo entré, le estoy platicando de hace muchos años, no había la técnica que había ahora, no había los aparatos. Nosotros, en aquel entonces, usábamos los barrotes, el martillo, hacha; cometimos un montón de errores, porque, en aquel entonces, no había esas técnicas de ahora.
Nosotros trabajamos en los incendios de Calete, Dorian’s; en el Hipódromo, que fue una cosa muy espeluznante; que nos causó muchas dudas.
Ahí se estaba quemando un bungaló, que eran los que usaban los ‘pelotaris’; eran casetas grandes. Llegamos y apagamos la primera; un equipo de tres elementos ya estábamos acabando, cuando nos dicen que se está quemando la de enseguida a unos diez metros.
Estábamos apagando este segundo cuando vimos entre las bardas que se estaba incendiando adentro del hipódromo.
Nomás imagínese, traíamos una pequeña máquina para un incendio de esa categoría; sin embargo, se vino otra máquina que era una Ford 51; eran las únicas máquinas que había en aquel entonces en toda la ciudad; sin embargo, le estuvimos pegando todo ese día, toda la noche.
Después, los compañeros nos relevaron al grado que duró dos semanas para apagar esto. No es igual apagar la lumbre que apagar los residuos, lo carbonizado", narró.
Para el excapitán, la vida de bombero fue su pasión, y por ello le gusta aconsejar a los más jóvenes para que no cometan los errores que ellos pudieron haber cometido en el pasado.
"El equipo pueda faltar, pero, cuando el elemento tiene la capacidad mental de resolver, el problema se resuelve; pero si llegamos al departamento por el sólo hecho de acaparar un suelo, está mal eso. Hay que tener la capacidad mental para resolver un problema", concluyó.