Tijuana.- Originario de Atlixco, Puebla, Miguel Ángel desde su infancia vivió en una familia entregada a la elaboración de artesanías textiles y al crecer continuó con este negocio en el que sus piezas llegan a tener más de nueve mil libras de seda, las cuales son tejidas con gran precisión y paciencia de una por una.
Su especialidad son los rebozos de seda e ixtle, pero también elaboran bufandas, corbatas o blusas y centros de mesa, entre otros encargos. Los materiales provienen de Santa María del Río, en San Luis Potosí.
El siguiente paso es pintar las prendas, un proceso que también se hace de manera artesanal porque las piezas pasan por pinturas de vasijas de barro, y tardan hasta 15 días para ser terminadas, con un trabajo minucioso de cinco horas diarias, para que el material no manche en zonas indebidas.
Se trata de un negocio familiar que nació con sus bisabuelos y aunque considera que la cultura hacia el aprecio artesanal se ha perdido, aún le funciona para emplear a su familia.
Miguel Ángel visita Tijuana cada año para dejar personalmente los pedidos que sus clientes le hacen, entre los que se cuentan funcionarios públicos de Baja California.
"Nosotros somos independientes; somos microempresarios que queremos salir adelante. No sabemos hacer otra cosa, no tuvimos la oportunidad de estudiar y seguimos nuestro negocio familiar”, mencionó Miguel Ángel.
Así, unos pintan, otros tejen, unos más bordan y los demás entregan los pedidos y buscan lugares dónde promover las artesanías, a pesar de que no tienen un mercado fijo o específico para venderlas, esperando que el negocio perdure durante más décadas y generaciones.