Tijuana.-Jóvenes migrantes acaparan las dádivas que ciudadanos norteamericanos y grupos de ayuda les entregan en el campamento El Chaparral, obsequios que son comprados y revendidos en mercados sobreruedas, denunciaron hombres y mujeres que habitan este albergue, quienes reservaron su identidad por temor a represalias.
Ante la proximidad de la Navidad, residentes de Estados Unidos llegan en vehículos particulares a repartir juguetes, calzado y ropa.
Su arribo a las inmediaciones del campamento genera alboroto entre quienes habitan en las casas de campaña instaladas en el lugar desde febrero pasado, especialmente de niños, jóvenes y mujeres que al detectar la presencia de los donantes corren a su encuentro.
Son los jóvenes no solo los primeros en arribar, sino también los que más acaparan los presentes, generando la molestia del resto de la comunidad del improvisado albergue.
Para Vicente Sánchez Munguía, investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública, del Colegio de la Frontera Norte (Colef), las irregularidades que ocurren en el campamento de El Chaparral son una muestra de la descoordinación que prevalece entre las autoridades de los diferentes órdenes de gobierno en la atención de este tema.
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“El asunto es que desde un principio, la autoridad permitió que pasaran esas cosas y lo sigue permitiendo, entonces se genera una situación que ya no controlan porque se generan liderazgos y sienten que tienen derechos a hacer lo que les dé la gana”, opinó.
Le corresponde al municipio regular la comercialización en la calle, lo qué ahí se distribuye, bajo qué condiciones y con qué autorización se hace esa venta en calle, expuso.
Mientras que la autoridad federal debe estar presente de manera permanente en el campamento, para organizar todas las actividades que ahí se desarrollan, dijo.
La falta de firmeza en la aplicación de la ley por parte de la autoridad competente, ha generado “una dinámica que nosotros en México ya conocemos, por la experiencia que tenemos de ambulantes que luego se apropian de espacios públicos”, expuso.
En este contexto, Sánchez Munguía advirtió que será difícil frenar el arribo de más migrantes a este lugar, aún a pesar de las condiciones de hacinamiento y de riesgos de salud que ahí prevalecen, y que representa un foco de infección para el resto de la población.
“El asunto es que el gobierno no tomó una determinación para llevar a esta gente a otro sitio, a un albergue adecuado”, anotó.