Tijuana.- La Guardia Nacional cumplió su primer año de vida a finales del mes pasado. El Congreso federal aprobó la creación el 28 de febrero, y un mes fue publicada en el Diario Oficial de la Federación. Sin embargo, la apuesta del gobierno federal para detener la violencia fue parcialmente desviada a contener las caravanas migrantes, y la inseguridad sigue siendo motivo de preocupación.
Desde el inicio, Tijuana fue considerada uno de los sitios de atención prioritaria por el nivel de homicidios.
En julio se vieron los primeros elementos y en noviembre llegaron otros, pero la justicia que imparten los traficantes de droga sigue cobrando vidas en las calles.
El gobierno mexicano lanzó desde octubre del año pasado una convocatoria para reclutar civiles y aumentar el cuerpo de seguridad formado inicialmente por policías federales, marinos y soldados.
Pero el académico e investigador del Colegio de la Frontera Norte (El Colef), Andrés Sumano, dice que incluso los 130 mil elementos que pretende tener la federación serían insuficientes para cubrir las necesidades del país.
¿Cuál sería su balance de la Guardia Nacional tras su primer año de existencia?
En realidad parece ser más de lo mismo, no ha cambiado mucho. En general los mismos elementos de la policía militar, tanto la parte de Marina como Sedena, son los que siguen patrullando. Por supuesto ahora con un nuevo uniforme, pero fuera del cambio de uniforme y esta política más cuidadosa del uso de la fuerza, no ha cambiado en gran cosa.
La cantidad de elementos desplegados sigue siendo relativamente la misma. La seguridad pública sigue estando a cargo o dependiendo en gran medida de los militares.
¿Cómo afectó la imposición de la política migratoria de Estados Unidos a México?
Se están desplegando más menos 20 mil elementos de la Guardia Nacional en las fronteras. Si estamos hablando que son 80 mil, porque las cifras del gobierno van cambiando, por supuesto esto distrae la atención de una gran cantidad de elementos que deberían estar en labores de seguridad pública.
Aunque abona a lo estrecho que ya estaba la capacidad de la Guardia Nacional, el problema estaba de origen. La idea de que la presencia policial te va a disminuir el delito, tratar de hacerlo con una corporación federal, es muy complicado. No alcanzan los números.
¿La premisa de más policías igual a menos inseguridad es correcta?
Es una idea muy antigua. Básicamente de inicios del XX, algo del siglo XIX. Sin embargo a partir de las décadas del 60 y 70 del siglo pasado, esta idea se ha ido deteriorando en el sentido de que lo que importa no es tanto la presencia policial, sino el riesgo de ser castigado si se incurre en un acto delictivo violento. El factor más importante para reducir la violencia y la delincuencia es incrementar la certidumbre y la celeridad respecto a las consecuencias de conductas violentas y delictivas. Eso es en cierta manera en lo que se tendría que trabajar.
En sexenios anteriores se vulneraron derechos humanos ¿no estamos en el otro extremo ahora?
“Hoy parece ser que para el presidente es una de las prioridades en su agenda, pero desgraciadamente lo ha llevado a un punto que es insostenible. Por supuesto a todos nos interesa el respeto a los derechos humanos porque nos importa la capacidad del estado para reducir el delito y la violencia, pero también que al hacerlo sea de manera respetuosa con las comunidades. Pero las escenas donde vemos a personas aventándoles piedras, quitándoles las armas, es un extremo donde se disminuye a cero la capacidad de ejercer el estado de derecho por parte de las corporaciones de seguridad.
¿Los nuevos elementos han mostrado capacidad para responder a las necesidades?
“A estos cuerpos los hemos venido estudiando desde tiempo atrás. No son personas diferentes, no son personas nuevas. Son los mismos que estaban hace tres años, excepto los nuevos que se han venido incorporando de a poquito. Y lo que sabemos es que es personal con formación militar, alguna capacitación o cursos en relación a derechos humanos, algo respecto al nuevo sistema de justicia penal, pero con formación eminentemente militar. No son personajes formados para llevar a cabo tareas de policía. Que es cierta la premisa del presidente de que en muchas partes del país no tienen policía y hay que ver cómo llevamos a las instituciones de seguridad.