Daniel Ángel Rubio
Tijuana.- La reforma educativa que aprobó el pasado gobierno federal y que esta nueva administración quiere echar abajo tiene elementos positivos, consideró Marcos Reyes Santos, investigador de El Colef
“Lo bueno de la reforma es que despertó interés del ciudadano o de la población. Empezamos a voltear más al tema de la educación”, mencionó.
Por ejemplo, continuó, permitió conocer que la evaluación de los docentes es necesaria para mejorar la calidad de la educación e inició bien junto al resto de las llamadas reformas estructurales
Pero al haber surgido de un acuerdo político, con el paso del tiempo el tema se fue politizando cada vez más y se desvirtuó la idea, afirmó.
“Al final de cuentas sucedió lo que tenía que suceder, porque si haces un planteamiento político, pues los resultados son políticos”, mencionó el investigador de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef).
Otro aspecto positivo de la reforma educativa es la profesionalización docente, el regreso de la rectoría de la educación al estado porque lo tenía el sindicato de profesores, y la centralización de la nómina, mencionó Reyes Santos.
“Supuestamente para resolver todos los problemas que se habían generado a nivel local, porque se dispersó mucho el recurso y se empezó a usar para otros fines que no eran sustantivos de la reforma”, anotó.
Ahora en una actitud excesiva, está la intención del nuevo gobierno federal de eliminar esa reforma porque nunca avanzó más allá de la evaluación, refirió.
“No necesariamente tiene que ser así. Lo interesante es que el gobierno federal ha abierto espacios de diálogo y consulta. De todas las universidades los académicos han estado participando mucho”, afirmó.