Camerina Ruvalcaba González, llegó a Tijuana el 1 de marzo de 1961 de un pueblo de Jalisco llamado Yahualica. De esa Tijuana, de la que se enamoró hace 63 años, solo le quedan los recuerdos, que le provocan un intenso sentimiento de nostalgia cuando se le vienen a la mente.
“Era hermoso porque no había violencia. No se veían asesinatos, todo era tranquilo, las puertas las dejabas abiertas, el lechero nos llevaba la leche a la puerta de la casa, le dejábamos el dinero y él nos dejaba el cambio. Era todo tan bonito, todos nos conocíamos, pero ahora todo es tan diferente”, expresó.
Camerina fue testigo del crecimiento de Tijuana que en las últimas seis décadas pasó de ser una ciudad de 152 mil a casi dos millones de habitantes al cumplir su 135 aniversario, según el más reciente censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“Creció sin control, las autoridades no tuvieron la visión de ordenar, de ver qué servicios iban poniendo en los lugares donde había crecimiento, planear con los terrenos que había disponibles. Porque la gente llegaba y se iba instalando en los cerros y en los cañones”, comentó.
Además de los recuerdos que guarda en lo más profundo de su ser, para Camerina es muy importante preservar los monumentos y edificios históricos que aún están en pie, y que no tengan un destino como en su momento tuvo las primeras Comandancia de policía y Estación de Bombero en la calle Ocho de Zona Centro, la Puerta México, El Toreo, entre otros sitios icónicos de los que solo quedan viejas fotografías.
“No por necesidad se tiene que tirar un monumento histórico, que es representativo, como en su momento lo quisieron hacer con el de los defensores, que porque había mucho tráfico. Hay que impulsar para cuidarlo, para preservarlo, para que haya una placa de por qué está ahí, por qué no se debe tocar. Pero yo no veo que al gobierno le interese la historia”, aseveró.
La también actual presidenta de la Sociedad de Historia de Tijuana comentó que están trabajando en una comisión enfocada en enlistar una serie de edificios y monumentos, que deben ser declarados patrimonio del estado y con ello, evitar que en un futuro desaparezcan.
De acuerdo con la Secretaría de Cultura del estado, en Tijuana solo el Parque Teniente Guerrero, la Casa de la Cultura en la colonia Altamira y el Antiguo Palacio Municipal son bienes Patrimonio Cultural de Baja California.
Ruvalcaba González consideró que el número de espacios declarados como patrimonio debe crecer, porque hay sitios como el antiguo Jai Alai, hoy conocido como El Foro, La Plaza de Toros en playas y los bungalows de Agua Caliente que de algún momento a otro podrían desaparecer.
“Sucedió con el toreo, no pudimos hacer nada porque era privado y no estaba protegido. Pero nosotros nunca nos imaginamos que el dueño la fuera a vender tan rápido y nunca hubo intención del gobierno de hacer nada”, agregó la dirigente de la Sociedad de Historia.
SALVAGUARDAR PATRIMONIO
En una ciudad como Tijuana que crece todos los días, que enfrenta problemas de movilidad y desarrollo urbano, conservar la historia ha dejado de estar en la agenda gubernamental y luce complejo de lograr, planteó el presidente del Colegio de Arquitectos de Tijuana, Juan Carlos Cornejo Muñoz.
El especialista recalcó que el principal papel de las autoridades está en desarrollar vialidades, cuidar el espacio público y visualizar hacia dónde va el desarrollo de la ciudad en el marco de su 135 aniversario, el próximo 11 de julio.
“El espacio tijuanense es limitado y complejo. Entre colinas, playas y zonas urbanas, la ciudad se expande. Su ubicación estratégica en la frontera y su proximidad a los puertos de Los Ángeles y San Diego la convierten en un punto de encuentro global. Sin embargo, la geografía también impone restricciones: la densidad, la infraestructura y la gestión territorial son desafíos constantes”, comentó.
En lugares como en su momento fue el Toreo de Tijuana o en la actualidad El Foro, la tarea de conservación se complica por el poco margen de maniobra de los gobiernos en turno.
“El espacio privado corresponde a los privados y tienen una vida útil, el propietario está obligado a mantenerlo, pero cuando cumple un ciclo, como fue la Plaza de Toros, que era un lugar privado y tenía riesgos de derrumbe, le faltaba mantenimiento y no había los recursos económicos para mantenerlo. Tenemos esta complejidad de que queremos conservarlos, pero no somos tan ricos económicamente, tan ricos culturalmente, para crear esta estructura que el poder público entregue a la iniciativa privada o al propietario del inmueble los recursos necesarios para conservarlos”, puntualizó.
Cornejo Muñoz remarcó que en un futuro deberían promoverse leyes enfocadas a atender la conservación de bienes privados con valor histórico, ya que en la actualidad sigue resultando inviable cumplir con esta visión.
“El Colegio de Arquitectos observa edificios con valor histórico, pero estamos imposibilitados de actuar porque pertenecen a un privado y nadie quiere ser señalado e intervenido en su patrimonio. Si alguien tiene una casa vieja, pero tiene peligro y no tiene para mantenerla, es otro problema. Hay intentos de salvaguardar este patrimonio, pero se debe tener más claro el marco jurídico y es una figura que tiene que ser estudiada, además de que requiere tiempo”, detalló.
“SE DEBE NEGOCIAR ENTRE LAS PARTES”
Para el director del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC), Jesús Villalba León, se puede encontrar un equilibrio entre la conservación de los monumentos y edificios históricos y el desarrollo de la infraestructura adecuada que garantice la movilidad y contemple el crecimiento de la ciudad.
“Hacen falta mesas de trabajo, mesas de diálogo donde se pueda discutir el tema y se entienda que si bien Tijuana es una ciudad que se está modernizando cada día, requiere mucha infraestructura, cambiar dinámicas debido a la falta de planeación a largo plazo que enfrenta”, apuntó.
El titular del IMAC abrió la puerta a que algunos monumentos o edificios históricos puedan ser modificados parcialmente o si es posible, cambiarlos de ubicación, según las necesidades en desarrollo urbano.
“Sin que se destruyan totalmente, pero que, si se requiere las modificaciones, no destruirlo totalmente, hay que buscar una estrategia, porque la movilidad es un tema importante y requerimos de cambios, tampoco no podemos permitir esos cambios porque está un sitio histórico, aunque sí hay que encontrar la manera de protegerlo de una u otra forma”, abundó.
BUSCAN SALVAGUARDAR IMÁGENES DE TIJUANA
Además de los edificios y monumentos, también forman parte de la memoria de la ciudad aquellas viejas imágenes y archivos históricos que son vulnerables al desaparecer ante algún fenómeno natural, incendio o simplemente perderse entre todo tipo de documentos.
Es por eso que en esta administración municipal, iniciaron con un proceso de digitalización del archivo histórico de la ciudad, medida respaldada por las universidades de San Diego y de Houston que facilitarán un sitio de internet donde cualquier usuario podrá consultarlo sin costo alguno.
“Buscamos adherir este acervo para protegerlo, sabemos que los incendios, la humedad, hay muchas cosas que pueden perjudicar esta parte de la historia tan importante de Tijuana. Trabajamos muy fuerte en la digitalización para que el día de mañana que llegara a suceder algo, esté al alcance de todas las personas, porque sabemos que a veces la infraestructura no es la adecuada y lamentablemente se ha descuidado esa parte física de la historia de Tijuana”, expuso.
Villalba León no dio un plazo exacto de cuándo podría concluir el proceso de digitalización, sin embargo, ya que esté con un 80% de avance el público podrá consultarlo de manera gratuita en línea.
Otra fase de la recuperación de archivos históricos de la ciudad que inició recientemente está involucrando a familias de Tijuana que quieran donar viejas fotografías y documentos con valor histórico para que sean digitalizados.
“Es muy importante para las instituciones culturales hacer ese vínculo con las familias que tienen esos negocios de antaño, que tienen el acervo y no quieren que se pierda. Ya las familias se están acercando”, detalló.
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Una de ellas es la familia Escamilla, que en los años 40 llegó a Tijuana y por más de 60 años tuvo un estudio fotográfico al que llegaban matrimonios, padres, hijos y representantes de la sociedad tijuanense de hace más de medio siglo.
Estela Escamilla Holguín, hija de Raúl Escamilla, propietario de este estudio fotográfico, conserva imágenes de esa época que pretende mantener en la memoria colectiva.
Aquellas fotografías que su padre consiguió y que forman parte de la historia de la ciudad.
“Cerró el estudio, pero se quedó la historia y de ahí en adelante obviamente todo va a ser leyenda”, declaró.
Adicional al archivo fotográfico, la familia Escamilla también cuenta con cámaras de la década de los 60, lámparas, sillas y otro tipo de artículos usados en aquellos tiempos.