Tijuana.- El encuentro entre dos mundos, si no opuestos, sí muy distintos entre sí, es el tema de fondo de “Península de gigantes”, obra de teatro que el Centro Cultural Tijuana, institución de la Secretaría de Cultura, estrenará en línea.
Escrita por Yoall Morales y con las actuaciones de Isis Reyes, Jonathan Tovar y Jesús Gallardo, la puesta en escena se transmitirá este sábado 10 de abril en punto de las 18:00 horas (tiempo del Pacífico), a través de la cuenta de Facebook cecut.mx, en el marco de la campaña Contigo en la Distancia.
“Península de gigantes” habla sobre la historia regional y el arraigo al solar nativo, el respeto a las creencias ancestrales, y la relación entre pobladores originarios y los misioneros recién llegados.
Se trata de una obra de teatro producida por el Centro Cultural Tijuana, dirigida en especial al público infantil y juvenil, cuya grabación tuvo lugar en espacios del Museo de las Californias dedicados a los habitantes primerizos de la península.
De acuerdo con la puesta en escena, la joven Amet y su hermano Amabang pertenecen al pueblo cochimí, ocupante de este territorio desde antes de que se llamara California y al que alude el nombre de la obra: “Península de gigantes”.
Los hermanos viven con su abuela Nmau y son testigos de la llegada de los frailes jesuitas, lo que ocurrió en la realidad histórica hacia finales del siglo XVII, con el objetivo declarado de evangelizar a los nativos y obligarlos a dejar su estilo de vida nómada para concentrarlos en “misiones”.
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Es interesante citar que el término “misión” tuvo en las tierras inhóspitas de la península un significado muy preciso, entendido como “encomienda” o “tarea encomendada” en la que frailes católicos –primero jesuitas y, luego, franciscanos y dominicos–, llamados misioneros por la misma razón, pusieron todo su empeño y al hacerlo extendieron los alcances el catolicismo en el mundo y, desde luego, los dominios de la Corona española.
“Península de gigantes” lleva a escena un drama auténtico de naturaleza histórica que, tras el encontronazo inicial, implicó la convivencia de personajes cuyas creencias, ideologías y formas de vida eran muy diferentes y, no obstante, acabaron compartiendo el mismo territorio y dieron paso al sincretismo cultural.
De acuerdo con la historia que relata la obra, la joven Amet traba amistad con Wenceslao Link, misionero jesuita interesado por todo lo que ve en el nuevo territorio, fundador en la historia real de la Misión de San Borja de Ádac cerca de Bahía de los Ángeles, y a quien ella, orgullosa de su pasado, desea enseñarle las cuevas que cuentan historias de sus ancestros mediante pinturas rupestres, que a primera vista parecen haber sido hechas por gigantes.
En tanto, su hermano Amabang, poseído por el deseo de ocupar un lugar en la memoria de su pueblo, sabe que eso sólo podrá suceder si él mismo es dibujado en una tabla ceremonial y la única manera de lograrlo es cazando un gran animal, propósito al que dedica todos sus afanes.
Como se advierte, cada uno de los personajes de la historia está empeñado por formas distintas de alcanzar la trascendencia y cada uno lo intenta sin reservas y a su manera en las condiciones inhóspitas de esta “Península de gigantes”.
La pieza se acompaña de música compuesta por Jesús Gallardo, responsable también de la sonorización escénica, quien no pudo sustraerse al sincretismo que toca la obra, pues “en la primera pieza musical se mezclan la guitarra de toques españoles, con los caracoles que brindan el sonido prehispánico”.
El resto del equipo técnico lo integran Vannia Cárdenas, a cargo de la escenografía y el vestuario; Eduardo Catalán, responsable de la iluminación, y Javier Marín, del audio.