Tijuana.- Investigadores del Colegio de la Frontera Norte (Colef), presenciaron y analizaron cómo se desarrolló el desplazamiento de los migrantes provenientes de Haití en la frontera con los Estados Unidos entre las ciudades de Acuña en Coahuila y Ciudad Del Río en Texas.
Gabriela Narcizo de Lima, del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente, explicó que el trayecto de los haitianos comenzó muy al sur del continente, específicamente en Chile y Brasil, durante su desplazamiento fueron víctimas de diferentes situaciones adversas.
“Los lugares más difíciles de cruzar fueron el desierto de Atacama, entre Chile y Perú. Y también la selva de Darién, entre Colombia y Panamá. Hubo varias muertes, violaciones y violencia en general (...) El objetivo común de estos migrantes era la entrada al territorio estadounidense”, mencionó.
Al llegar a la ciudad de Acuña, dijo Narcizo de Lima, los migrantes se asentaron en el Parque Braulio Fernández Aguirre, algunos decidieron instalarse de manera improvisada bajo el puente fronterizo internacional entre la ciudad de Acuña y Del Río.
“Algunos no tenían acceso a alimentos, por lo que cruzaban el río a México (...) En los primeros días cuando llegaron los migrantes, permanecieron hacinados sin alimentos o servicios médicos. Posteriormente se presentaron miembros de la Asociación Médicos Sin Fronteras y Cruz Roja”, explicó.
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Por otra parte, el doctor Felipe Uribe Salas, investigador del Departamento de Estudios de Población especializado en salud pública y en movilidad poblacional, habló específicamente de las medidas gubernamentales que tomaron tanto en Estados Unidos como los gobiernos locales de Coahuila, pues el 17 de septiembre el puente internacional fue cerrado por las autoridades estadounidenses, por lo que el Instituto Nacional de Migración, la Secretaría de Seguridad y el embajador de los Estados Unidos se reunieron para plantear una estrategia para enfrentar la situación migratoria.
“Se establecieron filtros policiacos en el lado mexicano sobre las carreteras de acceso al estado, el INM pedía documentación a los autobuses(...) Si la persona tenía la documentación legal se quedaba, pero los autobuses se quedaban, la gente quedaba libre. De Allende a Acuña son 100 kilómetros y se vieron obligados a caminar sobre la carretera”, explicó Uribe Salas.