Laura Bueno Medina
Como enfermedad silenciosa, la hepatitis C anualmente deriva en casos de cirrosis y cáncer de hígado no contabilizados con exactitud, ya que el diagnóstico de dicha enfermedad viral es tardío, además de que no se encuentra dentro del esquema de salud pública con cobertura general.
La hepatitis C es una enfermedad viral que ataca al hígado de la persona, puede ser aguda o crónica desarrollando molestias leves durante semanas o ser agresiva hasta provocar cáncer de hígado.
La hepatitis C puede tardar hasta 30 años en manifestarse una vez que se tuvo contacto con el virus, lo que hace más difícil su diagnóstico oportuno, ya que los pacientes llegan a la consulta con daño hepático.
El principal medio de contagio del virus de la hepatitis C es el contacto con la sangre infectada, además de usar drogas inyectables, tener prácticas sanitarias no seguras, así como realizar transfusiones de sangre infectada y manejar productos sanguíneos sin analizar.
Dada la problemática con el virus de la hepatitis C, se estima de hay en México más de 500 mil personas infectadas con el virus, y solo 20% con un diagnóstico certero.
El médico Enrique Wolpert, coordinador de la Coalición para la Eliminación de la Hepatitis Viral en México, explicó que esta enfermedad es prevenible siguiendo las medidas de eliminación de los riesgos que exponen a la población al virus, lo cual se consigue con las adecuadas prevención e información.
Asimismo, indicó que la hepatitis C es curable, puesto que existen diversos tratamientos farmacológicos en el mercado; sin embargo, es necesario que los diagnósticos se realicen en etapas tempranas de la enfermedad, ya que, al ser descubiertos cuando la persona ya presenta lesiones en el hígado o ha desarrollado otra enfermedad, el tratamiento es menos efectivo.
Para generar una política pública que prevenga y atienda la problemática de la hepatitis C, la Coalición para la Eliminación de la Hepatitis Viral en México presentó el Programa para la Detección, Tratamiento Oportuno y Seguimiento de Pacientes con Hepatitis C, que se puede aplicar en todo el país y que consta de 10 acciones prioritarias enfocadas en la detección oportuna de la enfermedad, el acceso a los nuevos antivirales directos que ofrecen un porcentaje de curación cercano a 100%; la prevención y la promoción de salud a corto y mediano plazo.
En Baja California, el grupo de autoayuda Unidos por una Vida Mejor AC, dirigido por la dentista Miriam Castellot, ha trabajado por 15 años para acercar mejores oportunidades de tratamiento a las personas que viven con esta enfermedad solicitando, desde finales de 2018, que la hepatitis C sea incluida en el Plan Nacional de Desarrollo Sostenible 2019-2024.
Como epidemia silenciosa, es indispensable que se indique por ley la aplicación de la atención inmediata, dijo, y que sea adecuada y de calidad a los pacientes mexicanos identificados con el virus de la hepatitis C, además de hacer campañas que permitan identificar casos en etapas tempranas.
La orientación entre la población es la vía, casi única, para detectar los casos asintomáticos, evaluar si cumple con las condiciones de riesgo; hacer una prueba mediante sangre y, de resultar positiva, confirmar la presencia del virus para iniciar el tratamiento, uno que sea actualizado, como los pangenotípicos, que ofrecen un periodo de tratamiento de ocho a 12 semanas, que si bien depende del grado en el que sea detectado el virus, son la opción más favorable para el paciente.
Debido a que no existe una vacuna para proteger del contagio de la hepatitis C, las autoridades de salud recomiendan a la población en general seguir las medidas de prevención para evitar adquirir esta enfermedad viral.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, entre 60% y 70% de las personas diagnosticadas con hepatitis C desarrollan la enfermedad hepática crónica; 5% a 20% desarrollan cirrosis, y hasta 5% a nivel mundial muere cada año como consecuencia de la cirrosis o del cáncer hepático.
En recientes años, el gobierno de México se ha comprometido con las metas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de reducir las nuevas infecciones por hepatitis C en 90%; y la mortalidad causada por este virus, en 65% para el año 2030.
No obstante, actualmente la enfermedad no forma parte de los programas de salud pública; es decir, no tiene la cobertura del sector salud para otorgar medicamentos a los pacientes detectados con el virus.
Por último, el médico manifestó que la meta es posible si los esfuerzos se concentran en la atención de los grupos de alto riesgo, los consumidores de drogas inyectables que comparten jeringas y personas infectadas también con VIH, además de poner énfasis en el cumplimiento de las normas sanitarias en procesos de manejo de transfusiones sanguíneas o productos de la sangre.