Alejandra García
Tijuana.- Desde hace meses, un terreno colindante con la colonia Campestre Murúa y la rampa ascendente hacia el área de Otay Universidad, el denominado bulevar Lázaro Cárdenas, comenzó a ser invadido por familias que no tienen un espacio propio dónde vivir.
A pesar de los intentos de las autoridades municipales por entablar un dialogo con los allegados, en poco tiempo el número de casas improvisadas incrementó. Ante esta situación, el alcalde de la ciudad Juan Manuel Gastélum indicó que aplicarán la ley en caso de ser necesario: si las personas no se retiran de la propiedad invadida por decisión propia.
“¿Tendremos qué tomar medidas más drásticas? Tal vez sí, pero no habremos de agotar en primera instancia el diálogo. Ahí no pueden vivir; se tendrán que hacer estudios socioeconómico(s), tendremos que ayudarlos”, afirmó el mandatario.
En pocos meses, el número de personas asentadas irregularmente en la zona incrementó a pesar de no contar con los servicios básicos. Algunos de ellos han comenzado a escarbar en el área para construir viviendas improvisadas, lo que, aseguró el funcionario municipal, se ha convertido en un riesgo latente para las familias que habitan de forma regular en las inmediaciones, además de contar con varios de los denominados “diablitos”, tomas de luz irregulares, que colgaron de los postes de luz de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ubicados en la zona.