Eliud Ávalos Matías
Tijuana.- “A cuentagotas” el gobierno norteamericano ha permitido el ingreso de los centroamericanos de la Caravana Migrante. Apenas 25 de ellos han ingresado; ocho, el día lunes; y 17 durante el transcurso del martes. Faltan más de 120 personas, y el argumento de las autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) es la falta de espacio.
También se dio a conocer el acceso a un grupo de 25 mexicanos, lo cual fue celebrado por los integrantes de la caravana; sin embargo, cuestionan si hay espacio o no. Por lo pronto, decenas de personas permanecen en la calle, en medio del frío, a la espera de la respuesta del CBP.
También se dio a conocer que el delegado de Instituto Nacional de Migración en Baja California, Rodulfo Figueroa Pacheco, fue relevado de su cargo, en su lugar llega Édgar Antonio González Rubio Núñez, sin que se haya dado a conocer la causa de este cambio.
Sobre la posibilidad de que les soliciten su salida de “El Chaparral”, Alex Mensing, uno de los organizadores de la Caravana, dijo que la primera noche que llegaron a “El Chaparral” varias veces les pidieron que las personas desalojaran el lugar; y que, en ese momento, las madres de familia fueron a hablar con los oficiales para decirles que se querían quedar y que no se iban a mover.
“Les dijeron que ahí se iban a quedar para luchar por los derechos de sus hijos; desde ese momento las madres dejaron muy claro eso: que agradecían (que) les ofrecieran albergue, pero (que) lo que querían (era) estar aquí, y que si realmente los gobiernos quieren apoyar, que trajeran el apoyo aquí. Por reglas de los gobiernos que ellos quieren cumplir no han traído hasta acá ese apoyo. La comunidad de San Diego y Tijuana ha llegado con ayuda”.
Apuntó que no saben si el nuevo delegado de migración va a llegar a pedirles que se retiren, pero aseguró que van a tratar con respeto a todas las autoridades para cualquier pregunta. Apuntó que no todos están durmiendo ahí porque ha habido niños que se han sentido mal.
Muchos migrantes siguen indecisos sobre la decisión que van a tomar; al respecto, la señora Evangelista Aguirre, de origen hondureño, relata que ella salió de su país por la violencia y la pobreza que imperan.
“Yo no tengo casa, por eso venimos acá; la canasta básica está muy cara. Lo que comerciamos ya no alcanza para pagar una renta ni pagar comida. Vengo con mi esposo, mis tres hijos y mi hermano; somos del sur de Choluteca”.
Ellos no tienen familia en Estados Unidos que los pueda socorrer. Dijo que eso le preocupa, y no saben si se van o se quedan.
“No me gustaría estar separada de mis hijos. Nos han dicho que nos pueden separar, por eso estoy indecisa. Si me quedara en Tijuana, sería duro, pero estaría libre; buscaría trabajo para sacar adelante a mis hijos de nueve, 12 y 14 años.
“Sí nos preocupa lo que dice el presidente de Estados Unidos, pero no somos personas malas; vamos a buscar un lugar mejor; quiero trabajar si Dios me lo permite. Le pediría al presidente Trump que me permita estar en ese lugar que me ayude porque mis hijos deben ir a la escuela. Ya no queremos sufrir más”.
El apoyo para las familias que duermen en la zona se ha dado por parte de la comunidad tijuanense y de algunas partes de San Diego. El clima no ha ayudado, porque estos días han estado nublados, y el aire frío cala los huesos.
El panorama para ellos no luce promisorio y nada está dicho, porque son muy pocas las personas que han sido recibidas.