Tijuana. – El arzobispo Francisco Moreno Barrón lamenta que en México aún mucha gente se resiste incluso a convivir con la población migrante que se ha quedado varada en la ciudad y de alguna manera se encuentra en condición precaria.
Al ser cuestionado sobre la aceptación del migrante extranjero por parte del mexicano, el arzobispo comentó “que la mayoría son muy sensibles con los migrantes, pero también hay mucha comunidad que se resiste a convivir con ellos, a su presencia”, lo que dijo tiene que ir cambiando en la medida que se reconozca la dignidad de estas personas.
La migración en sí, dijo Monseñor Moreno Barrón, “es una realidad muy compleja que requiere de un análisis profundo, está cambiando constantemente y, sin embargo, acaba por ser un factor determinante en la vida de los pueblos, las naciones y las familias”.
Invitó a la población a no ver esta situación como una maldición, sino una oportunidad de hacer el bien, para ayudar a aquellos que están en busca de mejores condiciones de vida, para ellos y sus familias.
Es lamentable que algunas organizaciones se “sirvan de esta comunidad” para lograr sus objetivos políticos, con otros fines, que no sean los de ayudar, refirió el líder de la comunidad católica.
“Con el 30% de la participación de la gente es un buen comienzo, para que vaya teniendo un reencuentro entre sí y juntos celebremos la santa eucaristía, que es el día del Señor pero también entre semana”, mencionó el arzobispo sobre la forma en que se ha ido recuperando la Iglesia Católica en la ciudad aun cuando la emergencia sanitaria no ha concluido.
En el tema del sostenimiento de la Iglesia, que por alrededor de 4 a 5 meses no percibió ningún apoyo económico, porque no había celebraciones, dijo el arzobispo, agradeciendo “el sostenimiento espontáneo que tuvo la gente de sus sacerdotes, y comunidad parroquial”, al ser cuestionado sobre la situación económica de la Iglesia Católica y el posible riesgo de cierre de algunos templos.
De igual manera el arzobispo recordó que en este domingo, la palabra de Dios, invita a los feligreses a recordar que “somos de barro, que somos pecadores y que a veces hacemos el mal”, por lo que invita a las personas a la redención, proyectando un futuro mejor.