Tijuana.- Joanna Paola y Brian son un matrimonio joven que llegó a Tijuana en busca de consolidar su futuro y al poco tiempo, en su Unidad de Medicina Familiar (UMF No. 35), les dieron la noticia de que Paola estaba embarazada.
Inició el cuidado prenatal con sus revisiones mensuales periódicas, sin embargo, a la semana 26 tuvo que ir al área de Atención Médica Continua de la UMF, ya que sentía que algo iba mal.
Tras una revisión, los médicos de la unidad detectaron problemas con la placenta que inducía a un parto prematuro. La enviaron a urgencias del Hospital de Gineco Obstetricia No. 7 del IMSS, para su atención inmediata. Una vez internada, no hubo más alternativa que realizar una cesárea.
“Yo tenía una dilatación de cinco centímetros, tenía contracciones, me dieron medicamentos, pero no hubo respuesta. Los doctores me dijeron que la única esperanza para mi bebé era hacerme una cesárea”, recordó Paola.
Fue así como nació Sofía Valentina, con solo 900 gramos de peso y con un pronóstico reservado. Sus pulmones no estaban totalmente desarrollados, por lo que, aún con su tamaño y peso mínimos, tuvo que ser intubada.
Tan prematura, dormía y se le olvidaba respirar, sufría de apnea, así que el respirador era vital. Sin embargo, no fue la única dificultad para los especialistas del IMSS, ya que Sofía empezó a presentar complicaciones.
A los 10 días de nacida bajó de 900 gramos a 750 y presentó una infección de pulmón, sangrado grado 2 en el cerebro, un soplo en el corazón y bilirrubina alta.
No obstante, con el paso de los días, el conocimiento, experiencia y calidez del personal médico y de enfermería permitieron a esta pequeña salir adelante poco a poco y dejar atrás las malas noticias para darle paso a las buenas.
“Comenzó a recuperarse muy despacio, subía cinco gramos diariamente; cuando subía 15 gramos en un día nos poníamos muy contentos. Le daban mi leche y la complementaban con una fórmula especial. Le retiraron el respirador, un catéter que le había puesto en el corazón, le hicieron un ultrasonido y la actividad de su cerebro era normal”, explicaron emocionados Paola y Brian, con Sofía en sus brazos.
Para el cuerpo médico del hospital, el número de nacimientos prematuros que atiende (nueve por ciento) ha permitido ofrecer una atención más especializada que, como en el caso de Sofía, requieren de mayor vigilancia y seguimiento por su vulnerabilidad ante la presencia de complicaciones en órganos vitales e infecciones.
El doctor Isaac Estrada Ruelas, jefe de Pediatría y Atención Neonatal del HGO No. 7, destacó la labor de médicos y enfermeras que atendieron a la recién nacida en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, donde requirió de manejo con ventilación asistida, así como la administración de medicamentos y estudios especializados de laboratorio y gabinete, como ultrasonidos y ecocardiogramas.
71 días después de nacer, fue dada de alta con un peso cercano a los dos kilos, con cuidados especiales, pero desarrollada físicamente lo suficiente para vivir como una bebé completamente normal.
Sus papás, agradecidos con el personal del HGO No. 7 por el trato recibido, prometieron que regresarán una vez que disminuya la pandemia, para hacer un agradecimiento público por su extraordinaria labor a favor de Sofía, conocida en el hospital como la “Niña Milagro”.