Los drones en la arqueología

En Monte Albán había edificios muy dañados por el terremoto de 2017 y con auxilio de drones se elaboró un plano

  · sábado 2 de noviembre de 2019

Cuauhtémoc Domínguez Pérez ofreció charla en el Cecut / Cortesía Cecut

El Sol de Tijuana

La importancia de los drones como herramientas en el levantamiento de información de sitios arqueológicos fue explicada por el investigador Cuauhtémoc Domínguez Pérez, durante una charla ofrecida en el Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura.

El especialista, fundador del Taller de Drones y Fotogrametría de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH, compartió el miércoles 30 de octubre aspectos relevantes y beneficios que el uso de estas herramientas aporta en este tipo de investigaciones en la Sala Federico Campbell.

Antes de hablar de su trabajo en el campo de la arqueología, el experto abordó la historia de aparatos similares que antecedieron a los actuales drones e inspiraron su creación: “El Ejército austriaco cargó con bombas 200 globos aerostáticos no tripulados sobre la ciudad de Venecia, Italia, en 1849”

Domínguez Pérez abundó en referencias históricas: “Nikola Tesla mostró por primera vez el mando a distancia de un barco en un estanque en el Madison Square Garden de Nueva York; esa fue la primera aplicación de ondas de radio en la historia y la cuna de la robótica moderna”.

Con actividad reciente en sitios de alta relevancia histórica como Monte Albán, Oaxaca; Cholula, Puebla, y Cuicuilco, en Ciudad de México, el investigador explicó que a partir de los sobrevuelos no tripulados en la actualidad podemos realizar modelos en 3D para maquetas y réplicas muy exactas, con la colaboración de otros expertos, como antropólogos, arqueólogos, topógrafos y arquitectos.

Al hablar de la utilidad que tienen los drones, se refirió al caso de Monte Albán, donde “había edificios muy dañados por el terremoto de 2017, por lo que el Consejo de Arqueología del INAH nos convocó para trabajar con los restauradores; queríamos localizar filtraciones de agua, brindamos un levantamiento topográfico y se elaboró un dictamen a partir del plano que les proporcionamos y se pudo definir la pendiente que filtraba y qué parte de un edificio había colapsado”.

“Nuestro primer dron lo llamábamos Frankie, por Frankenstein, la cámara iba por un lado y el controlador terrestre iba por otro; tuvimos que hackear la cámara, intervenir su intervalo de toma de fotografías, desde entonces el software ha mejorado mucho, ya no son drones con los que trabajamos, sino cámaras voladoras”, explicó el director del Proyecto Arqueológico de la región Tlacotepec-Xochitlán, Puebla.

El arqueólogo reveló que trabaja en el Sur de Puebla, en el sitio denominado Cantona, con el director del proyecto Javier Martínez: “Registramos sitios que aún no están abiertos al público, trabajando con basamentos piramidales; se trata de uno de los sitios arqueológicos más grandes de México, que posee un desarrollo urbano muy evidente y es el de mayor complejidad en Mesoamérica”.

“Estamos tratando de generar un sistema de información geográfica y buscamos dotarlo con la información que se ha generado a lo largo de 25 años, la idea es darle un sentido con este sistema que se genera a partir de los drones somos pioneros en llevar a sitios arqueológicos en México”, continuó.

“Es difícil determinar quiénes habitaron la zona de Cantona, en la sierra norte de Puebla, encontramos una cultura material a la que asignamos el nombre de cantoneses, como fue el caso de otra civilización que habitó Teotihuacan en la misma época, les decimos teotihuacanos, pero no sabemos qué lengua hablaban ni cómo se hacían llamar a ellos mismos".

Con notorio entusiasmo, Cuauhtémoc Domínguez refirió a manera de cátedra: “es el caso también de Monte Albán, asumimos que son zapotecos, pero en realidad no sabemos, aún se hacen investigaciones sobre inicios de escritura encontrados, tan antiguos.

Sobre Teotihuacan explicó finalmente que se cree que los aztecas cometieron una serie de saqueos: “Tuve la oportunidad de trabajar en el Templo Mayor, en la Ciudad de México, y encontramos vasijas sacadas de contextos y ofrendas teotihuacanas, incluso la serpiente emplumada, presente en varias culturas mesoamericanas, y creemos que tiene su origen en los olmecas”.