Tijuana.- ¿Cómo explicarle a un hijo que una compañera de clase ha muerto producto de la disputas de bandas criminales en nuestra ciudad? ¿Cómo hacerlo sin encararlo ante lo peor de la humanidad a una edad temprana?

La muerte de niños, y el caso más reciente de la pequeña Fernanda Yazmín de cuatro años, víctima de las actividades de su padrastro, quien contaba con antecedentes de narcomenudeo, debe encender las alarmas de todos los habitantes de esta gran ciudad.

Estamos regando con sangre el suelo que antes fue de oportunidades; derrochamos el futuro de Baja California a causa de una delincuencia desbordada y la incapacidad de nuestros gobernantes.

La Asociación Mexicana de Ingenieros Constructores de Baja California (AMIC BC), a través de su presidente, Víctor Escobar Sánchez, de nuevo demanda la intervención de las autoridades para frenar esta ola incesante de violencia.

Y, como una desafortunada costumbre, la mayoría de los crímenes se desarrollan en las colonias de la zona este de Tijuana, que parecen ser olvidadas por las autoridades al no ubicarse en la Zona Dorada, tampoco exenta de la delincuencia, pero que tiene mayor atención por parte de las corporaciones policiacas.

En anteriores ocasiones hemos abordado el tema de la crisis de seguridad desde la óptica económica y social; sin embargo, es difícil anteponer las cifras y los números, fríos como son, ante la tétrica realidad que viven familias como la de la mencionada menor que vio truncada su vida producto de la falta de voluntad o ineficiencia de los responsables de garantizar nuestra tranquilidad social.

Lo peor que podría ocurrir no sería que la inversión, extranjera o nacional, huya ante los riesgos de trabajar honradamente en nuestro estado; si los hijos de Baja California continúan alienándose ante la sangre y el fuego de las armas, las ambulancias que llevan a los heridos, lo cuerpos mutilados en las calles, los perderemos también a ellos y, entonces sí, Baja California se quedaría sin sueños y futuro.

La AMIC BC se solidariza con todo los tijuanenses y bajacalifornianos que, de una u otra manera, se encuentran de duelo por la inseguridad y, a su vez, repite el llamado a las autoridades a proteger el futuro por encima de sus intereses personales o políticos, a intentar pensar con visión de estado, más allá de la próxima elección, en la próxima generación.