Juan Miguel Hernández

Tijuana.- El 10 de mayo es un día de tristeza y reflexión para las madres deportadas, ya que cada año viven la celebración del Día de las Madres alejadas de sus hijos.

Yolanda Varona Palacios, directora de Dreamers Moms Tijuana-San Diego lleva ocho años desde que no pasa un Día de las Madres en compañía de sus hijos y nietos, por lo que tienen que recurrir a las videollamadas o al teléfono para pasar un momento con su familia.

“Siento que me arde la garganta de la desesperación. Ya son ocho años. Contrario a lo que mucha gente piensa que, como van pasando los años, nos vamos tranquilizando; eso no es cierto. Nuestra ansiedad, nuestra angustia no desaparece”, confesó.

La activista comentó que los hijos de las madres repatriadas son los que más sufren, porque enfrentan la tristeza por no estar cerca de sus mamás en la celebración de su festejo.

“Les daña a ellos en sus emociones, pues probablemente sean más insensibles. La gente piensa que son antipáticos y que no les importa, pero la realidad es que nuestros hijos no tienen a quién festejar”, expresó.

Este viernes 10 de mayo no será un día feliz para las mujeres deportadas. Como cada Día de las Madres, el grupo de las Dreamers Moms se reunirá en su albergue, y juntas recordarán a sus hijos que viven en el otro lado de la frontera.

“Esto es una tortura, esto no fue un castigo; esto es una tortura, una condena, y no solamente para nosotras, porque no sabemos cuándo vamos a regresar. Esto me hace pensar que nos estamos quedando vacíos, nuestros brazos están vacíos. No sé si nuestros hijos se van a volver insensibles”, concluyó.