Migrantes en Chaparral sufren por las lluvias

Miguel Baeza, proveniente de Iguala Guerrero, mencionó que incluso algunos postes de electricidad cercanos al campamento sufrieron cortocircuitos

Giovanny Urenda | El Sol de Tijuana

  · martes 5 de octubre de 2021

Ana Lilia Ramírez | El Sol de Tijuana

El campamento de migrantes ubicado en el cruce fronterizo del Chaparral se vió afectado por las lluvias que se presentaron en la tarde y noche de este lunes. Miguel Baeza, proveniente de Iguala Guerrero, mencionó que incluso algunos postes de electricidad cercanos al campamento sufrieron cortocircuitos.

“Hay unos cables que cuando llueve sacan chispas, casi se quema el árbol (...) Sería conveniente que las autoridades cortaran las ramas del árbol, es peligroso, porque ahí salieron chispas”, indicó.

Con la lluvia, las pertenencias de Baeza se mojaron, pues el agua ingresó a la carpa que lo alberga en este momento, pero mencionó que es cuestión de soportar un poco, pues para el guerrerense la lluvia no fue muy fuerte.

“Hay que aguantar un poquito, se mojaron solamente mis cobijas y ropa. Tuvimos que levantarnos a secar las cosas, se metió el agua a la carpa, la lluvia estuvo tranquila, si hubiera sido más fuerte si nos hubiera ido mal. Secamos todo con trapos, no podemos barrer a los lados porque tenemos vecinos”, expresó.

Hablando un poco de su estadía en Tijuana, Miguel Baeza dijo que huyó de Iguala debido a la violencia, pues ésta cobró la vida de su nieto, por lo que junto a su familia decidieron cruzar a los Estados Unidos.

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“Cada presidente lleva su mafia y padrinos. Yo tenía mi taller con mi hijo y mi nieto. Mi nieto era sordomudo, llegó un mafioso en una motocicleta, y como mi nieto no le contestó cuando le habló lo mató. Agarró la moto, se me quedó viendo y se fue, como yo estaba arreglando un auto, me enderecé y vi que mi nieto ya estaba en el suelo”, detalló.

Por el momento, Baeza está en espera de tener una oportunidad para reunirse con su familia en los Estados Unidos, pues su esposa junto a su hijo y el resto de sus nietos lo esperan en la ciudad de Chicago.

“Llevo 3 meses aquí en el campamento, mi hijo y mis nietos estuvieron aquí, pidieron asilo y ya están en Chicago. Yo me quedé arreglando las cosas, mi familia me pidió que fuera con ellos a Chicago, pero aún estoy esperando que el gobierno norteamericano me dé asilo”, concluyó.