Crisstian Villicaña
En entrevista exclusiva para El Sol de Tijuana, el editor, cuentacuentos y escritor, Miguel Alberto Ochoa Jr., platicó sobre su obra prima titulada "El niño telescopio", el cual es un cuento infantil que narra la vida de un pequeño con una peculiaridad muy especial: sus ojos.
Háblanos de qué trata este cuento
Es mi primera obra publicada, es un solo cuento. Se trata de un niño que miró algo horrible y que no sabe qué hacer con eso. Encuentra a otro niño que miró algo horrible también, y que juntos construyen un sentido de existencia para apoyar a otros niños también. Yo escribo este cuento para que ningún niño que haya visto algo y que, cuando lo cuenta no le creen, no se sienta más solo.
¿Cómo es el proceso de literatura infantil siendo un joven adulto?
La literatura nos permite ser cosas inimaginables, tener oficios que, para lo que no estudiamos, nos permite ser astronautas simplemente con el deseo de mirar el cielo e imaginarnos ahí. Pienso que, cuando hacemos literatura infantil, debemos de ponernos en el lugar de los niños, y para eso no podemos imaginar como los niños; tenemos que remontarnos a nuestra infancia y sacar temas de ahí.
En la literatura infantil, creo que está filtrado por un deseo de nuestro niño interior, o un deseo más empático con el niño interior de alguien más. El principito está dedicado a Léon Werth, al mejor amigo de Saint-Exupéry, pero no está dedicado al León Werth adulto, sino al León Werth niño, y precisamente a ese niño interior es al que alude este cuento. Sin embargo, lo que tratamos de hacer aquí tanto el ilustrador Ángel Castellanos como yo era que tanto los niños interiores de los adultos como niños de verdad pudieran entender y tuvieran una relación y vincular, sobretodo, la literatura con la realidad. Al final de este cuento, se revela quién es el "Niño telescopio" y que pueden ellos (lectores) ponerle algunas palabras al cuento y completarlo.
Después de este lanzamiento ¿qué es lo que se ve en tú camino?
Jazmín Lozada, mi compañera en la Editorial Lapicero Rojo, y yo tenemos un taller llamado los "Devora libros"; este taller ha utilizado obras literarias infantiles de otros autores y hemos tenido una cierta (creatividad) al utilizarlos. Sin embargo, vimos que era necesario nosotros ocuparnos de la creación de algunos textos para trabajar temas específicos.
En la misma línea, estamos trabajando en otros cuentos dinámicos que se pueden transmutar dependiendo con el lector, porque creemos que, si le permitimos a los niños y niñas y jóvenes lectores decir qué quieren leer y por qué quieren leerlo, tendremos un acto de selección literaria que agudiza su sentido de pertenencia de una comunidad cultural; eso es lo que queremos con este tipo de textos: textos dinámicos que tengan vínculo y que cambien conforme a cada lectura.
¿Cuál es el panorama en cuanto a lectores infantiles?
No estoy de acuerdo con la aseveración de que en México se lee poco; pienso, más bien, que se leen pocos textos nuevos. Pensaría, más bien, que faltan autores y autoras que le quieran a la industria del libro infantil nuevas voces, nuevos tintes y, sobre todo, que los autores se atrevan a tener usos específicos. Creo que se lee bastante, simplemente falta que añadamos más temas y que le permitamos al público seleccionar qué temas quieren trabajar.