Tijuana.-Othón Cortez Vázquez murió reclamando justicia, algo que nunca le llegó al hombre que pasó dos años injustamente en el penal de Almoloya de Juárez, acusado de realizar el segundo disparo que acabó con la vida de Luis Donaldo Colosio.
Este martes 14 de abril, a las 5:00 horas, partió de este mundo víctima de un paro cardíaco. Ya llevaba varios meses aquejado de serios problemas renales, que le obligaban a acudir a hemodiálisis frecuentemente, como él mismo compartió la noche del lunes 13 de abril, a las pocas horas de morir.
“Deseo que el dios todopoderoso nos bendiga y cuide mucho, descansen, temprano voy a mi hemodiálisis, gracias por su cariño y amistad”, compartió en Facebook.
Hace menos de un año, en el marco del 25 aniversario del asesinato de Luis Donaldo Colosio, Cortez Vázquez pedía que el actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, le ofreciera una disculpa pública, por la persecución que padeció por parte del gobierno de México.
“No ha existido una disculpa, tengo 24 años desde que salí de prisión, que estoy peleando la reparación del daño, estoy peleando un perdón público, que se me haga justicia y se me pague lo que se me hizo”, declaraba en una entrevista que concedió a El Sol de Tijuana en marzo de 2019.
Othon sufrió por muchos años tener la etiqueta de ser “el segundo tirador” de Colosio, lo que le acarreó entre otras cosas, enfrentar la pérdida de sus derechos políticos ante el Instituto Nacional Electoral, que no le permitía votar en elecciones locales y federales.
ENTREVISTA REALIZADA POR EL SOL DE TIJUANA EL 23 DE MARZO DE 2019
“Han pasado muchas cosas, hemos luchado con ese sistema corrupto, deshonesto, hemos pedido justicia, que se repare el daño. Este no es un pleito de Othón Cortez, es de muchos Othones que hemos vivido injusticias, hemos sido secuestrados, torturados y encerrados injustamente por las autoridades y los gobiernos deshonestos y corruptos”, decía a este medio de comunicación.
Othon fue un “soldado” del PRI, de aquel partido hegemónico que gobernó México por 71 años de forma ininterrumpida. En 1994 añoraba una mejor vida para él y su familia. La expectativas que tenía Othon con Luis Donaldo eran muy grandes. Soñaba que este se convirtiera en Presidente, y con ello tener la oportunidad de solicitarle un trabajo estable, alejado de cualquier tipo de incertidumbre laboral. Sin embargo, nunca imaginó que fuera involucrado en el magnicidio que cambió el rumbo del país.
“Permanecí cuidando la puerta hasta que llegó el grupo táctico y llegó Diana Laura. Me puse a llorar cuando confirmaron la muerte, a llorar el amigo, por el jefe, por un ser humano, por lo que pasó, porque la esperanza se había truncado una vez más, Colosio era un hombre que miraba a un México con hambre y sed de justicia”, recordaba sobre la muerte del político priista.
La vida ya no le permitió a Othón acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para solicitar la reposición de los daños físicos y emocionales que padeció para confesar el supuesto crimen que había cometido.
