Tijuana.- El recuerdo de la crecida del río está claro en la memoria de Ismael Gómez, que tenía tres años de edad cuando llegó a la colonia General Rodolfo Sánchez Taboada, esas laderas que hoy están fracturadas y decenas de familias tienen que abandonar.
Terminaba la década de los 70, y como la suya, muchas familias más se habían asentado en los márgenes de lo que hoy es una parte de la canalización en zona río.
Fue entonces cuando llegó la lluvia, se llenó la presa Abelardo L. Rodríguez y se ordenó abrir las compuertas.
“Desperté a las tres de la mañana y pasaba el río con gente, con coches y vacas (…) fueron los soldados y sacaron a los que pudieron. Los que nos quedamos varados nos sacaron en helicóptero porque seguía lloviendo. Ya habían soltado el río. Miré gente arriba de las casas, gritando: ¡Sáquenme!”, cuenta Ismael.
Las víctimas de la tormenta fueron reubicadas en zonas altas que más tarde además serían botín de invasores para fundar otras colonias en los alrededores dentro de delegación que lleva el mismo nombre de la colonia.
La casa de dos niveles en la que vive Ismael está sobre la calle Austral, y Protección Civil le puso engomado rojo para que salga porque su vida corre riesgo a causa de los movimientos de tierra que empezaron en 2015.
Pero como para muchos de sus vecinos, una nueva reubicación para empezar de nuevo después de más de 40 años no es algo sencillo, y menos si no hay garantía del futuro.
El gobierno del estado está ofreciendo tres mil 500 pesos mensuales durante nueve meses para rentar una casa en tanto les dan una solución de fondo.
Pero aceptar ese apoyo, cuentan los habitantes, es aceptar también que sus casas ya abandonadas sean destruidas.
“Se supone que el Bonilla va a durar dos años. ¿Quién nos va a solucionar después las casas?”, pregunta Rafaela Alvarado, integrante del Comité de vecinos donde algunos contemplan entablar una demanda contra el estado.
Ella como Javier Martínez está consciente del peligro en el que viven, pero también de que las fuerzas de muchos ya no son las mismas para levantar otro hogar porque hay adultos mayores y enfermos.
Javier tiene su casa en la calla Vía láctea, e igual que Ismael vivió aquella inundación a finales de los setenta.
“Se miraban todas las casas del Murua, todo eso. Pasaban cayéndose en el agua. ¡Tras! ¡Tras!, tronaban las casas enteritas”, recuerda Javier.
Ahora el estado dice que su colonia debe ser considerara inhabitable por desastre natural, y las casas que crujen son las de ellos.
LÍNEA DEL TIEMPO
1.- 1978-1980 Reubican en Sánchez Taboada a las familias que estaban asentadas cerca de la canalización en inmediaciones de zona río.
2.- 1985 Inmobiliaria del estado entrega títulos de propiedad a los reubicados por la crecida del río que provocó inundaciones.
3.- Julio 2015 Residentes de las calles Vía láctea y Lira reportan las primeras grietas y culpan a la Cespt por escurrimientos.
4.- Enero del 2016. Las lluvias agravan el problema y el Congreso estatal exhorta al gobierno de Baja California a atenderlo “de forma urgente”.
5.-Abril 2016 Cicese presenta estudio sobre la inestabilidad del terreno. Dice que es por causas naturales y los cortes realizados por habitantes.
6.- Mayo 2016 Cabildo del XXII Ayuntamiento aprueba realizar estudio del área para declarar zona de alto riesgo y cambiar uso de suelo.
7.- Enero de 2017 Vecinos denuncian públicamente que los terrenos para damnificados de la calle Lira son lejanos y carecen de servicios públicos.
8.- Febrero 2017 XXII Ayuntamiento de Tijuana regresa a la zona afectada y confirma que el número de familias afectadas crece.
9.- Octubre 2019 Gobierno municipal instala un módulo de atención. Cuentan ya 215 casas como pérdida total.
10.- Diciembre 2019 Gobierno de Baja California publica en el periódico oficial declaratoria de situación de Desastre natural y dice no es habitable.