Alejandra García
Tijuana.- El camino para Johnny en Baja California no ha sido sencillo. A un año de su llegada a esta ciudad fronteriza, asegura haber logrado establecerse y tener sus documentos en regla para seguir prosperando.
Johnny, de 24 años, llegó a principios del año 2017 como cientos de migrantes haitianos que llegaron para probar suerte en Estados Unidos.
Luego de que comenzarán las deportaciones de este sector por parte del gobierno estadounidense a sus lugares de origen, Johnny decidió quedarse en esta ciudad y comenzar a labrarse un futuro.
"Aquí en Tijuana hay trabajo" aseguró. "Hay mucho trabajo, pero pagan poco".
Cuando recién llegó a la ciudad y después de lograr tramitar su permiso por un año, comenzó a trabajar en una de las tantas fábricas de la ciudad, pero los horarios tan extensos y el sueldo tan bajo lo desanimaron rápidamente; hoy se desenvuelve en el ambulantaje. Al igual que cientos de tijuanenses, nacidos y adoptados, encontró en el comercio ambulante una opción para subsistir.
"Gano más para mí. En un día bueno saco hasta 400 pesos, mientras que en la fábrica ganaba 250 pesos por día", explicó.
Johnny trabaja de lunes a viernes en el crucero del bulevar Agua Caliente y el bulevar Cuauhtémoc frente a la Glorieta del mismo nombre y un conocido supermercado; camina entre los carros ofreciendo fruta de la temporada.
Aunque el ritmo de vida es distinto al que llevaba en su natal Haití o en Brasil, país al que también llegó en busca de una oportunidad de crecimiento que no se logró, hoy asegura que en Tijuana estará indefinidamente, ya que esta ciudad fronteriza lo recibió con los brazos abiertos.