Tijuana.- La frontera y particularmente Tijuana, históricamente han sido un punto de recepción de migrantes de todo el país, que llegan en búsqueda de mejores oportunidades de empleo y de desarrollo, que en sus lugares de origen no consiguieron.
Hay otros factores que aceleran los procesos migratorios como lo son los fenómenos naturales, la violencia, crisis económicas. ¿Pero después de la pandemia qué pasará?
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LA EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA DE TIJUANA
En 1985 la señora Marisela Rodríguez perdió su casa tras el terremoto de la Ciudad de México. En aquel entonces tenía un familiar que vivía en Tijuana, que le recomendó venirse a la frontera, porque había buenas opciones de trabajo y vivienda a un costo accesible.
El censo de 1980 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), indicaba que en Tijuana había una población de 461 mil 257 personas. Fue a la ciudad a la que le tocó llegar a Marisela.
En 1990, de acuerdo a las mismas cifras del Inegi, esta frontera ya contaba con 747 mil 381 habitantes. 10 años después, Tijuana creció hasta el millón 200 mil residentes. Es decir, casi se duplicó.
Esta explosión demográfica en la década de los 90 se explica por la severa crisis que vivió el país entre 1994 y 1995, periodo en que miles de connacionales encontraron en la frontera una vía para mejorar su situación económica.
LA PANDEMIA ACELERARÁ LA MIGRACIÓN
Según explica el investigador del Colegio de la Frontera Norte (El Colef), José María Ramos García, más allá del sismo del 85 o de la crisis económica del 94 y 94, Tijuana siempre ha sido una de las primeras opciones para la gente del interior de la República que busca migrar.
“Mucha gente viene a Tijuana por lo que representa Tijuana desde el punto de vista del crecimiento económico, del dinamismo. La maquiladora, la relación con Estados Unidos, los familiares que tienen recursos y que de alguna manera atraen a sus seres queridos del centro y sur”, agregó.
El experto señaló que en el año fiscal de 2020, fueron expulsados de Estados Unidos, 380 mil migrantes, de los cuales la mayoría son mexicanos, que en algún momento tuvieron abandonar sus comunidades en búsqueda de mejores condiciones de vida. Indicó que 60% de esas personas deportadas, fueron aquellas que intentaron cruzar a Estados Unidos por primera vez, pero que fracasaron en su intento.
Ahora con la pandemia de Covid-19, que desplomó la economía nacional, como nunca se había visto en la época moderna, el especialista pronosticó otro incremento importante en los procesos migratorios del país.
“El problema es que el contexto de la pandemia, va a generar mayores necesidades de migrar sobre todo de la población adulta y quizás los jóvenes. La otra alternativa es en algunas ciudades, el hecho de que los jóvenes, ante esa falta de oportunidades se involucren en la violencia o criminalidad. Es evidente que el flujo migratorio es una alternativa”, comentó.
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Este augurio representará un reto para Tijuana, que ahora mismo enfrenta una carencia de servicios públicos de calidad o de vivienda accesible para la población, así como un grave problema de inseguridad y violencia.
“Se espera un aumento de esa migración y seguramente cuando se haga el próximo censo, seguro Tijuana va a incrementar su población en 15 a 20%. Esto implica hacer lo que no se ha hecho de manera exitosa, como es planificación urbana para tratar de fortalecer estos nuevos polígonos, porque simplemente esas áreas como Sánchez Taboada donde se concentra el 60% de los homicidios, nos muestran que no hay una adecuada planificación, con espacios públicos limitados y hay necesidad de fortalecer una política social muy transversal, pero el problema es que hay falta de recursos y no hay coordinación”, concluyó.