Tijuana.- La noticia de que el gobierno de Estados Unidos suspendió la devolución de menores migrantes no acompañados tiene a las familias del campamento El chaparral entre la esperanza y el temor.
Por un lado la esperanza de alejar a sus hijos de las amenazas de las que huyen de sus países en Centroamérica, y por el otro el temor a perderlos.
“Yo no tengo ese valor de dejar mis niños, mejor me quedo. Espero”, platica una madre de familia de dos niños y una niña de siete meses de edad nacida en México.
Cuenta que entre las familias reunidas en la garita hablan de ello y no tienen certeza de si es o no verdad.
Hasta donde ella sabe, ninguna familia en ese campamento ha tenido el valor de enviar a sus hijos solos, sobre todo por temor a ponerlos a disposición de “polleros”.
Ese riesgo ya fue detectado por asociaciones civiles como Al otro lado, de acuerdo con la subdirectora en Tijuana, Soraya Vázquez.
“Hemos observado que hay incluso ofertas en redes sociales diciendo que están recibiendo a los menores. Mandas un mensaje y ellos te los cruzan. Estamos viendo que esto está siendo un negocio para los traficantes de personas”, comentó.
Cuando el campamento inició hace ya más de un mes, autoridades locales hablaban que un 40% de sus integrantes eran niños y niñas, pero hoy la cifra es incierta.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), dijo que necesitan cotejar las cifras que tiene cada autoridad.
“Tenemos una discrepancia ahorita. Tenemos la responsabilidad de que quede firme ese número”, comentó Raúl Arturo Ramírez Ramírez, director general, encargado de despacho de la quinta visitaduría general.