Tijuana- El joven Daniel Sánchez huyó de Acapulco, Guerrero hace dos meses y medio, por la violencia e inseguridad que se vive en esa zona del país.
Actualmente se encuentra en un albergue de la ciudad realizando su proceso para entrar a Estados Unidos, pero ve con preocupación lo que ocurre en su lugar de origen, luego del paso del huracán Otis.
Después de más de 24 horas del impacto del fenómeno natural, no sabía cómo se encontraba su comunidad de La Quebrada ni tampoco había logrado establecer contacto con sus padres, abuelos, familiares y sus amigos.
“Siento muy feo, no me imaginaba que fuera a pasar tan feo, no sé de ellos. Les marqué y marqué, pero nada. Me siento muy desesperado”, expresó.
En Tijuana solo tiene la compañía de su esposa y sus hijos, que le acompañaron en su travesía hacia esta frontera, pero no olvida a sus seres queridos, de los que quiere tener la mínima información para estar tranquilo y poder ayudarles en lo que sea necesario.
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“Vivíamos cerca de un río y dicen que se desbordó el río, me preocupa lo que haya pasado. Yo busco ayudar a la familia, contactarlos para saber en qué puedo ayudar, con comida o dinero. Saber si están bien o algo, porque me preocupé, fue muy fuerte el huracán”, manifestó.
De acuerdo con el coordinador de Alianza Migrante de Tijuana, José María García Lara, actualmente gran parte de los habitantes de los albergues de la ciudad, provienen de Michoacán y Guerrero, los cuales llegan a esta parte del país, huyendo de la violencia.
El activista consideró que el impacto de Otis en Guerrero podría traer en un corto plazo más migración de esos estados a Tijuana, por los problemas económicos que habría tras la reconstrucción.
Recordó que en el periodo de 2018-2019, se registró en Tijuana un alto flujo de migrantes provenientes de Honduras, luego de un fenómeno natural en aquel país centroamericano.