Tijuana.- Las inmediaciones de la garita El Chaparral son rehabilitadas para reabrir el cruce internacional, después que autoridades mexicanas, con el apoyo de la Guardia Nacional, desalojaron a solicitantes de asilo que la ocuparon por casi un año.
Mientras la Guardia Nacional permanece vigilante del área en la que acampaban 382 personas que fueron retiradas el pasado domingo 6 de febrero, personal del municipio realiza labores de remozamiento. Además de limpiar el área, pintan señalamientos viales para peatones y automovilistas.
De acuerdo con los trabajadores, el cerco colocado por la actual administración municipal también será retirado para reabrir en las próximas horas el puerto fronterizo.
De acuerdo con la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), no todos los 382 migrantes aceptaron ser reubicados a los cinco albergues dispuestos.
Durante el operativo, se observó que todas las personas tuvieran opción de albergue, pero también que se les respetara su derecho a decidir y algunas manifestaron tener a dónde ir, en esos casos, las autoridades también ofrecieron traslados.
Fuera a albergues o con familiares, los migrantes tuvieron el acompañamiento, subrayó la CEDH.
ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!
Sin precisar cantidad, anotó que la mayoría de ocupantes del campamento fueron trasladados a los albergues Embajadores de Jesús, Jardín de las Mariposas, Centro Integrador para el Migrante Carmen Serdán, el Refugio para Mujeres San Juan Bosco y el Proyecto Salesiano.
No obstante, la Alianza Humanitaria Chaparral, en un comunicado, denunció posible uso excesivo de la fuerza, destrucción de pertenencias que no pudieron ser recogidas por las personas desalojadas, y reubicación a lugares sin certeza de larga estancia.
Este desalojo de madrugada con elementos policiacos y militares fue un acto innecesario que vulnera a las personas en necesidad de protección internacional, hecho que “causó caos, trauma, psicológico y emocional, pérdida de pertenencias, miedo generalizado innecesario entre la población migrante”, dijo.
Para el padre Patricio Murphy, director de la Casa del Migrante, retirar el improvisado campamento fue la mejor decisión, aún cuando grupos de apoyo a migrantes fueron ignorados para el desarrollo del operativo.
Consideró que el lugar y las condiciones no eran seguras para las familias, particularmente para menores de edad.
“Todos decían que estar ahí garantiza el asilo, pero no es así, así estuvieran seis meses, un año, cinco años, no había ninguna garantía, sus posibilidades eran las mismas a las de cualquier persona que se encuentra en otro albergue”, puntualizó.