¿Quién es Olga Camacho? La niña de la leyenda que fue asesinada por Juan Soldado

Esta es la historia de Olga Camacho, cuya tumba se encuentra olvidada en Panteón Municipal No. 2

Itzel Anaya / El Sol de Tijuana

  · lunes 20 de mayo de 2024

Fotos: clubdepensadoresuniversales | Archivo histórico | Alberto Sánchez / El Sol de Tijuana

La leyenda de Juan Soldado es una de las historias más contadas de Tijuana. Aún hoy en día, su lugar de sepultura es visitada por turistas, migrantes o los mismos tijuanenses para dejarle una ofrenda en su tumba, creyéndolo un santo y esperando que les conceda un deseo.

Sin embargo, al ser el nombre del soldado tan conocido y venerado, se dejó de lado el nombre de la víctima, quien quedó en el olvido, pues su lápida sin nombre es la prueba viviente.

Localizada en el Panteón Municipal No. 2, sobre la calle Venustiano Carranza de la colonia Castillo en Tijuana, el cuerpo de la pequeña había sido sepultada en el mismo panteón que Juan Soldado, el Panteón Municipal No. 1, pero fue traslada para no estar en el mismo lugar que su presunto agresor.

Foto: Alberto Sánchez / El Sol de Tijuana

El otro lado de la leyenda

El nombre de la niña era Olga Camacho Martínez, tenía 8 años cuando fue asesinada y violada después de muerta. Desapareció el 13 de febrero de 1938, apareciendo al día siguiente sin vida.

Existen dos versiones sobre cómo se localizó el cuerpo de la niña: la primera historia menciona cómo una vecina de su familia había encontrado a la infante por una “visión” que le había enseñado la Virgen María, mostrándole el rostro de la niña y el lugar donde se encontraba su cuerpo. Al saberlo, ella acudió de inmediato con la policía, los cuales, localizaron rápidamente a la menor.

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La segunda versión narra como unos niños estaban jugando en la calle, acercándose a un garaje y miraron el cuerpo de la niña.

Por medio de un periódico local, en el 2005, se entrevistó brevemente a la madre de la víctima, teniendo 94 años en ese año. Feliza Martínez de Camacho contestó brevemente unas preguntas sobre el día en que desapareció su hija mayor.

"La niña era una niña muy de casa y pasó esa desgracia, no sé por qué Dios mandó eso. Era muy católica, muy de la Iglesia, ese domingo había ido a misa y algo sentía", comenta cuando se le pregunta por ese trágico día.

Según sus palabras, la niña ese día ella quería filete, a pesar de que ya se había servido la cena. La menor se fue a comprar la carne al puesto que se encontraba cruzando la calle y jamás volvió. Pidiéndole a su segunda hija que fuera a ver el por qué se tardaba su hermana, su hija llego después de unos momentos diciendo que Olga no se encontraba en la esquina.

Cuando la señora Martínez y otras personas comenzaron a buscar, ella dio con un soldado que se encontraba en la barda: "Señor, ¿no vió una niña, que pasara por aquí, que la agarraran o algo?", preguntó al hombre, a lo que él le respondió: "No señora, no, la niña ha de estar por aquí, dijo, no he visto nada, yo he estado aquí..."

Juan Castillo Morales fue ejecutado el 17 de febrero de 1938. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana

"Al siguiente día, en la mañana como a las diez de la mañana, una vecina estaba viendo un garage. Estaba la Zona Militar, luego la casa, una casa grande y enseguida el cerco donde estaba el garage, donde estaba el soldado, y ahí estaba la niña. La agarraron le taparon la boca y estaba como golpeada, el cuello...", con esas palabras la señora Martínez dio como finalizada la entrevista.

La familia se mudó de Tijuana a Guadalajara, Jalisco. Por medio del periódico local se dio a conocer que la señora Feliza había fallecido. En su funeral se reunieron familiares, amigos e incluso algunos representantes de la Sociedad de Historia de Tijuana y de IMAC, siendo el panteón número 2 el último lugar donde descansaría el cuerpo de la señora, junto con los restos de su pequeña.

Los restos de la pequeña Olga Camacho reposan junto con su madre, Feliza Martínez de Camacho, en el Panteón Municipal No. 2. Foto: Alberto Sánchez / El Sol de Tijuana

Juan Castillo Morales fue fusilado

Una vez que el caso pasó a manos de la policía, se señaló como culpable a Juan Castillo Morales, soldado raso proveniente de Oaxaca, quien fue sentenciado a la “ley fuga".

Algunas versiones cuentan que de cinco presuntos culpables, Juan Castillo Morales era quien reunía todos los elementos para relacionarlo con el caso.

Cuentan que la amante de Juan testificó en su contra, declarando que él le había pedido lavara ropa cubierta de sangre, además, se dice que se encontraron restos del pelo de Olga entre las uñas de Juan. Otras versiones cuentan que Juan fue sentenciado sin pruebas ni juicio.

Finalmente, Juan Castillo Morales fue sentenciado y fusilado por dos pelotones en el Panteón Municipal No. 1 de Tijuana, mismo en donde yacen sus restos.

Juan Castillo Morales fue ejecutado el 17 de febrero de 1938. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana