La reforma laboral que busca reducir las jornadas de trabajo semanales de 48 a 40 horas, sería un beneficio para los trabajadores y las empresas tendrían que adaptar sus sistemas de trabajo para reducir los impactos que esto les representaría.
“Habrán que cumplirse ocho horas menos a la semana, lo cual sí repercute”, mencionó José Cristóbal Hernández Tamayo, profesor y consultor de la Escuela de Negocios de Cetys Universidad.
El académico estimó que de ser aprobada la reforma primero habrá una negación de las empresas por dos factores: el costo económico por trabajador y la implementación de sistemas para que la productividad sea la misma.
La propuesta de reforma al artículo 123 constitucional para disminuir la jornada semanal de trabajo de 48 a 40 horas para garantizar dos días de descanso por cada cinco trabajados, fue presentada en abril de este año y aprobada en la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, y de allí no avanzó.
El primer periodo ordinario de sesiones de este año culminó el 30 de abril y el segundo que inició el pasado 1 de septiembre concluye en diciembre de este año.
Hernández Tamayo cree que la reforma será aprobada por la relación que tiene el país con Canadá y Estados Unidos a través del T-MEC, el tratado comercial entre los tres países que se ha convertido en el principal regulador de los cambios laborales en México.
El experto recordó que en esta administración federal han sido aprobadas dos reformas laborales importantes: el incremento al periodo vacacional y el aumento al salario mínimo, así que lo mismo podría ocurrir con la disminución de horas laborales.
“Y está la propuesta para que el aguinaldo pase de los 15 a 30 días. Creo que ahorita está muy presente, y han estado presionando el sector de sindicatos y trabajadores para que se dé este cambio”, agregó.
De acuerdo con la Asociación de Recursos Humanos de la Industria en Tijuana (Arhitac), tres empresas de manufactura en la ciudad ya redujeron ocho horas de trabajo a la semana y consiguieron resultados positivos luego de varias adecuaciones al sistema de trabajo.
“Se mueve al personal flexible dentro de las áreas, se han implementado varias iniciativas con el fin de no impactar fuertemente a la economía de los empresarios y corporativos”, dijo su director Víctor Nolasco Torres.
Nolasco Torres destacó que actualmente México es el país latinoamericano con las jornadas laborales más largas y el país ha recibido inversiones, por lo que se hace necesario mejorar la calidad de vida de los colaboradores.
Con la posible aprobación de esta reforma constitucional, las empresas tendrán que estructurar horarios más flexibles, dijo el presidente de la Arhitac.
“Estamos acostumbrados a que todo el personal entre a una hora y vamos a tener que empezar donde una cuadrilla entre en una hora y la otra cuadrilla en otra hora, con el fin de poder desplazarse y tener cobertura en el horario que requieren”, detalló.
Hernández Tamayo estimó que las empresas tendrían que contratar a un empleado más por cada cuatro a cinco existentes en la plantilla actual para cumplir las metas de producción. Pero esta medida, según Nolasco Torres, puede no ser lo mejor.
“Sería la más sencilla, pero no necesariamente la más eficiente. Porque eso nos va a incrementar costos. Creo que tenemos que enfocarnos en gestionar horarios, automatizar procesos, tener empleos multifuncionales que se puedan mover en diversas áreas. Ser más eficientes dentro de la organización”, explicó.
El presidente de la Arhitac mencionó que es importante que las empresas comiencen a planear estrategias para adaptar sus sistemas de trabajo a las regulaciones de la reforma, porque de lo contrario el periodo de adaptación tardaría entre dos y tres meses.
“Nuestra recomendación sería comentarlo con los corporativos. Muchos de ellos están fuera de México, tenemos que hacerles saber que es una iniciativa. En segundo término, sería definitivamente hacer una estrategia muy particular dentro de cada organización, para garantizar que no haya un impacto negativo”, explicó.
Si las empresas manejan eficientemente el cambio no debería haber impactos negativos, consideró Nolasco Torres, pues en Estados Unidos, por ejemplo, el periodo laboral promedio a la semana es de 40 horas.
“Es normal y aceptable. Sería empezar a subir la calidad de vida a nuestros colaboradores y darles más oportunidad de tener tiempo con sus familias”, añadió.
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El temor de las empresas, de acuerdo con el presidente de la Arhitac, es que esta disminución de horas laborales representaría un 16% menos de producción.
“Es ahí donde está el temor de qué pasa si no sigo siendo productivo (…) Esto va a generar fuentes de empleo, porque al final de cuentas si no logramos esa eficiencia tendríamos que contratar más personal y esto también ayuda a todo el personal que está desempleado”, explicó.