Daniel Ángel Rubio
Tijuana.- Parece una esquina como cualquier otra en la Zona Centro de Tijuana, y no lo es. Pero la gente camina frente al Teatro Zaragoza sin advertir que es parte de la historia fronteriza y que está resurgiendo de sus ruinas.
Inaugurado en 1944, fue el primer teatro de la ciudad, pero en la entrada de un programa cultural, fechado en 1933, refleja su antigüedad y la de sus propietarios: el Centro Mutualista Zaragoza, fundado en 1921.
Olegario Miller, nacido en Sinaloa pero traído por su familia cuando tenía tres años de edad, lo conoció en las décadas del 50 y 60. Ya no funcionaba como teatro, sino como cine, y él pasaba de la infancia a la adolescencia.
Recuerda una Tijuana con no más de 200 mil habitantes. Tierra más bien despoblada, donde el entretenimiento para los más jóvenes era caminar largos tramos, andar a caballo o subir al Cerro Colorado.
“Había lugares recreativos, pero para adultos. Centros recreativos como los de la avenida Revolución, que había muchos cabarets, variedades”, dice.
Era también la época de la zona libre de impuestos y sus lujosas tiendas con ropa, perfumería y otros productos de alta calidad que atraían a los norteamericanos.
El cine Zaragoza tenía funciones para menores de edad los fines de semana, y Olegario habla de Mario Moreno “Cantinflas” y las primeras películas del luchador “El santo”.
El resto de la semana, las proyecciones eran normalmente para adultos, así que la única posibilidad de entrar era a escondidas, aunque dice que no lo hacían con frecuencia.
“Había una persona que vigilaba. Prendía la luz para ver si había algún chamaco. No era fácil salvar la inspección”, cuenta.
Ahora ese teatro abre sus puertas para promotores artísticos y graduaciones escolares, sin costo para escuelas de bajos recursos.
Salvador Gómez Ávila, presidente del patronato para la restauración, dice que eso y la construcción del teatro obedecen a la doctrina del Centro Mutualista Zaragoza: el apoyo de unos a otros.
Sus instalaciones están a un costado del teatro y fueron inauguradas en 1923, aunque desde antes eran un punto de encuentro para aquella naciente población.
“Era un jacalón de madera, donde todo el pueblo iba. Eran menos de 10 mil, así que cuando había una fiesta todo mundo venía”, dice entre risas durante un recorrido por el teatro.
Él está al frente de la restauración desde el 2008, que la asociación decidió crear el Patronato, cuando del lugar quedaban solo despojos.
Dice que el techo estaba completamente deteriorado, así que las goteras sobraban, las butacas estaban podridas y las palomas habían anidado dentro.
Detrás del escenario, un pedazo de concreto a medio destruir es lo único que parece dar cuenta del olvido en el que estuvo sumergido por más de una década.
Era un lugar ambicioso para su tiempo, con sus mil 100 butacas de madera, ahora reemplazadas por cómodos asientos.
Gómez Ávila dice que sacrificarán 200 de esos lugares por comodidad, y falta terminar la parte alta donde instalarán asientos tipo estadio.
Los trabajos para restaurarlo a la imagen que tenía, hace más de 70 años, ya tiene logros importantes, pero falta mucho todavía.
Cuenta que, en 10 años, la inversión suma unos 14 millones de pesos y requieren quizás de 10 millones más para concluir.
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) entregó tres millones de pesos, y el exgobernador José Guadalupe Osuna Millán casi ocho millones más, destaca.
El resto de la inversión fue recaudada en actividades del patronato, que también cubre unos 250 mil pesos anuales para el mantenimiento regular.
“Es lo que queremos, que nuestros representantes populares asuman su responsabilidad y vean que es un producto cultural. Al margen de colores. Un producto cultural que merece que lo respalden”, apunta.
Pero el dinero, o la falta de, es una constante en este recinto que igual sirvió para realizar peleas de box en un intento por hacerlo redituable.
“No había recursos suficientes para mantener un edificio de esta naturaleza. Se fue deteriorando”, dice Salvador Gómez Ávila.
Platica que las complicaciones empezaron apenas a los nueve años de funcionamiento por la poca población de la época.
Rentaron el lugar a Operadora de Teatros hasta 1995, que llegaron las grandes compañías de cine con el concepto que ahora predomina: varias salas de menor tamaño con distintas funciones diarias.
Fueron 13 años de abandono, pero el futuro del primer teatro de Tijuana podría cambiar. El presidente del patronato celebra que hayan sido invitados a la celebración por el 129 aniversario de Tijuana.
Este martes 31 de julio, serán sede del evento Tijuana en el Zaragoza, una cartelera cultural con fotografía, ópera, venta de alimentos, vino y cerveza artesanal.
Con esto pretenden seguir recaudando dinero para la restauración y celebrar los 97 años de la fundación de la Sociedad Mutualista Zaragoza. La intención del patronato es concluir la restauración para celebrar el centenario de su asociación.
También en el camino está la posibilidad de que el Teatro Zaragoza sea declarado Patrimonio Cultural. El Instituto de Cultura de Baja California (ICBC) y Salvador Gómez Ávila confirmaron que están en pláticas.
Pero hay un detalle en la Ley de Preservación del Patrimonio Cultural que no convence a sus propietarios, y es la posibilidad de que el gobernador en turno nombre un administrador del Patrimonio Cultural.
Gómez Ávila dice que están dispuestos a seguir el trámite para la declaratoria de patrimonio solo si la ley es modificada.
“Desde luego hay excelentes funcionarios, pero también hay malos funcionarios (…), si esto ha implicado un sacrificio de todo, y nosotros tenemos gente que puede administrar y hemos caminado poco a poco para construirlo, pues lo que queremos es conservarlo y cuidarlo”, comenta.
Olegario Miller aplaude la intención de conservar, para las siguientes generaciones, el teatro que conoció en su juventud, “porque viene alguien y tumba, y queda fuera de la historia”.
El Teatro Zaragoza parece haber librado esa fortuna que está alcanzando a varios sitios de la Zona Centro, habrá que tomar asiento para el último acto.
LÍNEA DEL TIEMPO
1889: Fundación del poblado de Tijuana
1921: Nace la Sociedad Mutualista de Zaragoza
1923: Terminan de construir el Centro Mutualista Zaragoza
1944: Inauguran el Teatro Zaragoza
1952: Baja California es declarado estado, deja de ser territorio
1953 Aprox: Por problemas económicos rentan el lugar a Operadora de Teatros
1995: Cierra sus puertas el Teatro Zaragoza
2008: Creación del Patronato para su restauración