Karina Torres
Tijuana.- Un total de 11 migrantes centroamericanos -10 hombres y una mujer- fueron retornados a Tijuana por autoridades de inmigración de los Estados Unidos como parte del Protocolo de Protección a Migrantes (PPM) implementado desde el 29 de noviembre. Este es el segundo retorno que se registra luego de la puesta en marcha del acuerdo unilateral por las autoridades norteamericanas.
Marlon Ariel Méndez de 19 años, originario de Tegucigalpa Honduras, formó parte de este segundo grupo que alrededor de las 14:00 horas del miércoles se internó a territorio mexicano para esperar su cita ante un juez de inmigración estadounidense. Con pocas pertenencias en la mano, habló brevemente con los medios que presenciaron su regreso a suelo azteca:
“Yo voy a tener que trabajar mientras me toque esperar acá; tengo que hablar con un juez. Yo expliqué mi situación que es que me vine a de mi país, porque hay mucha violencia (…) nos tenían en migración” expresó, aunque aseguró que es mejor estar en México que encerrado en un centro de detención de los Estados Unidos.
Fue el 21 de octubre de 2018 cuando llegó a Tapachula, Chiapas, junto con la caravana migrante centroamericana que pisó suelo mexicano con la intención de solicitar asilo político en la Unión Americana. Asegura que viajó solo desde su natal Honduras para huir de la violencia que impera en su país y que no permite a la comunidad hondureña desarrollarse plenamente.
Marlon, al igual que los migrantes que han sido retornados, debió cumplir con diversos requisitos de internación para poder retornar a México, como contar con una visa humanitaria expedida por autoridades de inmigración de la república, lo que le permitiría trabajar y transitar por el país durante un año, además debía de contar ya con una cita ante un juez de inmigración de los Estados Unidos y no contar con alguna condición médica.
Durante nueve días, Marlon permaneció bajo custodia de las autoridades de inmigración en el vecino país y será hasta el 29 de marzo, cuando tendrá que regresar para presentarse ante un juez para continuar su caso y poder obtener una estadía legal en el vecino país del norte.