Tijuana.- El secretario de Salud en el estado, Alonso Pérez Rico, indicó que desde el mes de febrero se han realizado constantes jornadas médicas para atender a la población de la garita de El Chaparral para evitar que se propaguen enfermedades.
“La Secretaría de Salud estamos ahí desde febrero, todos los días, de lunes a viernes, vamos a dar consultas, atendemos a esa población, tal y como lo hemos hecho durante toda la vida en Baja California, que ha sido un santuario inmigrante”, dijo Pérez Rico.
La Secretaría de Salud estima que son unas mil 500 personas en situación migratoria las que pernoctan en el lugar, pero es una población flotante que se mueve diariamente, desde que inició el campamento en el mes de febrero se han otorgado todos los programas itinerantes del sector salud, informó Remedios Lozada, jefa de la Jurisdicción Sanitaria Número 2 en Tijuana.
“Se ha hecho vacunación de la campaña permanente para los niños y los adultos, además hemos tenido reuniones con otras dependencias para que haya participación de otras dependencias para reducir los problemas de salud, porque hay muchísimo riesgo”, dijo.
Pese a que se ha otorgado atención sanitaria, no se ha cumplido con todas las medidas cautelares emitidas por la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), entre ellas, pruebas rápidas de coronavirus y medidas sanitarias para evitar brotes de enfermedades infecciosas, en especial del Covid-19.
El pasado 17 de abril, la CEDHBC, en el número de expediente 3/2021, solicitó las medidas cautelares a la Secretaría de Salud para que atienda la situación y así evitar brotes de enfermedades infecciosas, entre ellas, la propagada por el virus SARS-CoV-2.
Sin embargo, en el campamento de la garita El Chaparral de Tijuana pernoctan hacinados alrededor de mil 500 a dos mil personas, entre ellos mujeres y niños, en precarias condiciones sanitarias.
Niños enferman constantemente por problemas estomacales, dicen migrantes, mismos que son atendidos en el módulo de salud, declaró Yuris, quien vive en el campamento desde hace tres semanas con su hijo de siete meses y su pareja.
“Mi niño ayer tenía calentura y lo llevé ahí a la carpa de los doctores, mi niño ya está mejor, pero no tienen leche, nosotros no podemos darle porque no tenemos dinero”, aseguró Yuris.
En el lugar no cuentan con agua potable para el consumo humano, autoridades colocaron un contenedor para el almacenaje de agua potable para el consumo humano, que reabastecen cada tres días, pero no es suficiente, aseguró María Cano, quien tiene apenas 10 días viviendo en el campamento.
“Aquí rápido se va el agua, que no dura mucho, no ve que somos bastantes aquí, por eso no dura el agua, nos dura nomás dos días cuando mucho”.
Los baños y las regaderas que colocó el gobierno municipal dicen los migrantes que están sucios, porque que el gobierno los limpia dos veces por semana y las regaderas los mismos migrantes rompieron las tuberías, por lo que no se pueden utilizar, dijo el joven Lenin Tursio, quien se encuentra en el campamento desde hace un mes.
“Hay mucha ‘pupu’ arriba de los baños y los asean dos veces por semana, pero es malo para los niños, porque entran sin saber y absorben todo eso”.
A pesar de las precarias condiciones sanitarias y el hacinamiento, los migrantes dicen que no se retirarán del lugar hasta que el gobierno de Estados Unidos les otorgue asilo y les abras las puertas, una situación improbable de que suceda.