Daniel Ángel Rubio
Tijuana.- Arvi Araujo Díaz y su esposa Yadira Álvarez temen que su casa se venga abajo si sigue creciendo una fractura provocada por los trabajos de una compañía en la parte trasera de su hogar.
Yadira dice que incluso prohibieron a su hija jugar en el patio para evitar una tragedia en caso de que la pared y el piso cedan para dar al barranco.
"Se empezó a abrir aquí y yo decía: ‘hay Dios mío’. Cada vez se veía que se abría más. Como ha parado de llover no se ha desatado", comenta.
Es la calle Rocinante de Infonavit Alba Roja y ellos no son los únicos afectados. Es una media decena de casas la que está en la ladera creada por los cortes de tierra.
A espaldas y debajo de esos hogares, trabajó maquinaria pesada para cortar el talud y aplanar la tierra; un espacio está ocupado por cajas de camiones de carga, y otro está en renta.
Los trabajos de este segundo espacio son los que cortaron muy cerca de la barda de Arvi y Yadira, que atribuyen a ello las grietas y un evidente hundimiento en parte de su patio.
A un costado de su casa los trabajadores se detuvieron porque hay un árbol y varios neumáticos empotrados a la tierra como sostén, pero otras casas quedaron con la puerta trasera al aire.
Los trabajos empezaron hace un par de años, estima la familia, e inicialmente se acercó un representante legal del dueño que después no contestó llamadas.
"Que si hacíamos un acuerdo, primero. Después que no, que era su terreno" recuerda sobre aquella plática Arvi Araujo.
El hombre, empleado de maquiladora, dice que compró la casa hace más o menos una década y pagó por todo el terreno en esa colonia con más de 40 años de existencia.
La familia tiene presente el deslizamiento de la colonia Lomas del Rubí, y les preocupa llegar a la misma situación.
Su miedo tiene fundamento, y es que aseguran que personal del municipio se presentó y les dijo que no habría problema con el corte de tierra.
Arvi y Yadira responden que lo único que quieren es que la empresa se haga cargo de los trabajos que garanticen que las casas no se vendrán abajo, y al parecer otros vecinos temen denunciar las cosas.
"Nosotros estábamos muy tranquilos", dice Yadira sentada en la sala de su hogar.