Tijuana.- La contaminación visual en Tijuana va más allá de las carteleras y anuncios publicitarios.
Va desde la saturación de cables de energía eléctrica hasta la falta de áreas verdes y de espacios públicos por la ausencia de un plan de desarrollo que conforme la imagen urbana de una ciudad.
“Necesitamos tener una norma, un plan donde se establezcan todas las acciones, programas e instrumentos para mejorar la imagen de la ciudad. Que permita establecer las reglas para construir, hacer fraccionamientos”, señaló Luis Alfonso Duarte Mora, arquitecto urbanista.
Mencionó que el cuidado de la imagen urbana está contemplado en la Ley de Desarrollo Urbano del Estado de Baja California, pero falta la reglamentación por parte de los ayuntamientos.
Hoy se construye un fraccionamiento con áreas verdes, espacios públicos y vialidades, sin embargo, lo hacen “con las normas mínimas”, y lo último que les preocupa a los desarrolladores es que “se vea bonito”, “porque aquí es algo secundario”, apuntó.
La diferencia entre las ciudades de San Diego y Tijuana, expuso, es que en el momento de cruzar la frontera inmediatamente se ven árboles, “pero aquí no le damos importancia”.
“Servicios de cable de todas las compañías de internet parecen telarañas en los postes, en los cruceros de las avenidas, nadie regula eso”, denunció el arquitecto Luis Duarte.
La falta de árboles, áreas verdes, espacios públicos para actividades recreativas y la saturación de carteleras, “merman la calidad de vida de sus habitantes”, destacó.
Todo esto, al final tiene un impacto psicológico diario en los ciudadanos en el día a día, añadió.
“Si vives en una ciudad de áreas verdes, con espacios públicos, tu estado de ánimo cambia. En cambio estás en una ciudad caótica, con problemática de movilidad, vas a andar enojado, afecta tu carácter y eso es calidad de vida”, argumentó.
“El que está fallando es el Ayuntamiento” al no controlar las invasiones irregulares y la saturación de carteleras, señaló.
Recordó que Tijuana creció descontroladamente desde las décadas de los 70 y 80 por las múltiples invasiones hoy convertidas en colonias regularizadas que se desarrollaron sin control o regulación.
Sin embargo, este fenómeno se sigue dando porque el Ayuntamiento “no está haciendo su trabajo” y esto desarrolla una “imagen caótica para la ciudad”, dijo el arquitecto.
Duarte Mora también consideró que en México hay un atraso en la forma cómo se publicitan los comercios ya que sus descripciones son muy largas, mientras una minoría usan un logo para ser identificado.
“Si vemos la marca de McDonalds, con tan solo ver la M nos refiere a todos los servicios que nos ofrece, ya no es necesario más”, relató.
Dijo que si bien hay un reglamento en el Ayuntamiento para la instalación de publicidad o rótulos, la supervisión es casi nula por la falta de elementos en la Dirección de Administración Urbana (DAU).
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DAÑOS A LA SALUD
La contaminación visual altera los sentidos, porque la saturación de carteles y otros estímulos similares generan incomodidad y estrés, de acuerdo con Israel David Castro Ramos, médico psiquiatra y psiquiatra infantil.
Posteriormente, el estrés puede vulnerar el estado anímico de las personas, agregó.
Y si bien la contaminación visual no desarrolla cuadros de depresión, el estilo de vida en zonas urbanas puede predisponer a la población a ella, agregó Castro Ramos.
“Entre mayor estrés tengamos en nuestros sentidos podemos tener mayor vulnerabilidad (...) Es muy complicado porque estamos habituados, porque es algo que no percibimos y no estamos conscientes de eso”, mencionó.
“Pareciera que estamos sacrificando la salud mental por la producción”, añadió.
Castro Ramos dijo que quienes habitan en zonas rurales tienen menor probabilidad de sufrir trastornos de ansiedad porque en las ciudades hay también una mayor exposición a la contaminación auditiva.
Esta en ocasiones no es identificada y el oído puede deteriorarse a largo plazo, mencionó el psiquiatra.
“Estamos acostumbrados a este ruido y no sabemos cómo nos afecta. Lo mismo sucede con la contaminación visual (...) Si estamos buscando continuamente colores chillones y llamativos que tienen que ver con la mercadotecnia, continuamente no logramos percibir o distinguir, y aunque no seamos conscientes de esto, el sentido está mucho más estresado”, puntualizó.
Por otra parte, señaló que la población más vulnerable a la contaminación visual es la niñez, pues poco a poco se han habituado a ella.
“Si bien esto les ayuda a generar una mayor tolerancia, no quiere decir que disminuya el estrés, sino que estamos logrando que no se identifique claramente”, destacó.
Por todo esto, el psiquiatra recomendó a la comunidad liberarse de paisajes contaminados destinando parte de su tiempo en espacios con una mayor armonía en beneficio de los sentidos.
“Podemos buscar también vivir en ciudades más limpias y más armoniosas, evitar colores llamativos que pudieran generar estrés a los sentidos (...) Algo que se critica mucho es la política. Cómo quitan la armonía que debería generar una ciudad, esto debería evitarse y regularse”, concluyó.
LAS MARCAS PIERDEN
Zona Río y las garitas internacionales son las áreas más cotizadas para colocar anuncios espectaculares, dada su estratégica ubicación.
No obstante, también son los puntos de la ciudad que más se prestan para la instalación de carteleras irregulares.
Esto según el presidente de la Asociación de Medios Exteriores (Amex), José Luis López, quien estimó que en la ciudad hay alrededor de mil anuncios espectaculares, entre vallas, pantallas, carteleras y azoteas.
Sin embargo, tan solo poco más de 600 están regulados por la autoridad municipal.
“Definitivamente hay zonas que están muy saturadas, que te generan contaminación visual”, admitió.
La saturación también ha abaratado los precios de los espectaculares y genera un impacto menor para las marcas, de acuerdo al dirigente de Amex.
“Te ponen un anuncio, te tapan la imagen y no tiene permiso. Se genera una competencia desleal. En vez de verse bonito, se ve como una saturación. Se genera que se prostituya el negocio debido a estas prácticas desleales que generan las empresas” (sic), manifestó.
José Luis López afirmó que como asociación trabajan en mejorar los sitios creando áreas verdes y colocando lámparas que no generen contaminación lumínica.
En medio de la contaminación visual y la reducción al impacto de los productos ofrecidos por la proliferación de anunciantes, José Luis López indicó que el municipio no cuenta con posibilidades de controlar las carteleras.
“El reglamento nos permite colocar un anuncio a una distancia de 250 metros. Lamentablemente vienen empresas foráneas y ponen los anuncios en la noche-madrugada, y las autoridades municipales no tienen recursos para bajarlos. Para montar anuncio es inversión, y para retirarlo es muy costoso. Les dejan multas muy elevadas para las cuales buscan por medio de litigios ampararse. Y así han estado sobreviviendo. Ese es el detalle que prevalece en la ciudad”, expresó.
Por la mala imagen urbana que generan, el daño a la competitividad y el peligro que pueden representar la ciudadanía, dijo que en ciertas zonas de la ciudad han buscado agilizar el retiro de las carteleras irregulares.
“Ahorita ha habido operativos por parte de la autoridad en cuanto se ponen anuncios”, mencionó.
El presidente de la Asociación de Medios Exteriores comentó que en las zonas más cotizadas de la ciudad, pese a la saturación, la renta de carteleras alcanza los 35 mil pesos mensuales. En partes como la Zona Este, agregó, están por debajo de los 15 mil pesos al mes.