Después de vivir un enfrentamiento a balazos contra delincuentes, de poner su integridad en riesgo y de ver cómo caían heridos sus compañeros, a Noé Ramírez, agente de la policía municipal por 23 años, únicamente le bastaba fumarse un cigarro y en ciertas ocasiones tomar una cerveza, para sobrellevar el estrés causado por un evento de alto impacto.
La ansiedad, la depresión o el miedo provocado por su actividad como policía, no eran sentimientos que creía tener derecho a experimentar, pues al escuchar el sonido de las balas, solo debía ponerse “trucha” y luchar contra los delincuentes.
“Para mí agarrarme a balazos era como jugar a las escondidas. Aquí no nos podemos poner a llorar. No tenemos tiempo de lamentarnos, porque en el trabajo al siguiente día, es como si no hubiera pasado nada y tenemos que continuar”, expresó.
Noé cuenta que el temor a represalias por un operativo o el pánico porque le pueda pasar algo a su familia, se abordaba en charlas con los compañeros policías, que se convierten en los mejores psicólogos y consejeros, pero en otros casos las drogas y el alcohol, son la salida que toman algunos agentes.
“Mi opción siempre era el cigarro porque me quitaba lo nervioso. Este trabajo te induce al vicio porque se genera ansiedad y requieres de algo para quitarla. Hay gente que se va a correr, pero hay otros que se van con el alcohol. Porque sabes que cuando detienes a un delincuente te están buscando para matarte. Pero tenemos que hacernos los fuertes para seguir sobreviviendo. Como persona ponemos ese candadito de que no nos tiene que afectar, porque si dejo que me afecte, va a ser todo un efecto domino. Te afectas, afectas a tu familia, compañeros y es una afectación tremenda”, confesó.
Los problemas de salud mental en agentes de las corporaciones policiales son un asunto que ya está en la agenda de las instituciones de seguridad. Sin embargo, aún hay cierto rechazo de elementos para mostrar abiertamente que encaran este tipo de situaciones y que requieren de ayuda especializada.
TIJUANA ENTRE LAS CIUDADES DEL PAÍS CON MÁS SUICIDIOS DE POLICÍAS
Cifras recabadas por Proyecto Azul Cobalto ubican a Tijuana entre las ciudades del país con más suicidios de policías desde el 2017, con tres elementos que se quitaron la vida.
La estadística está encabezada por el municipio de Chihuahua, que tuvo seis decesos, seguida de Morelia y Ciudad Juárez, con cinco y cuatro, respectivamente.
Tijuana y Guadalajara están en los sitios quinto y cuarto, respectivamente, con el mismo número de bajas por suicidio: tres víctimas de 2017 a la fecha.
La misma organización precisa que desde hace siete años, en México han contabilizado 113 suicidios de policías, de los que en al menos 47 ocasiones, el agente se quitó la vida estando en servicio.
MIEDO A SER EXPULSADOS POR PROBLEMAS DE SALUD MENTAL
El presidente de la Asociación “Hermandad de Sangre Azul”, Jorge Velázquez Ornelas, reconoció que todavía existe la creencia de los agentes policiales, que si externan algún problema de salud mental serán separados del cargo o perderán la posibilidad de seguir escalando en la corporación.
“Hay compañeros que lo ven como un temor, porque dicen: si voy a psicología, van a ver que estoy mal y me van a abrir un proceso de remoción. Porque antes si un compañero salía psicológicamente mal, le hacían su proceso de expulsión. Obviamente entrando hizo los exámenes psicométricos y entró bien psicológicamente, pero por la cuestión laboral y demás problemas, va desencadenando en problemas mentales”, manifestó.
Luego de los casos en que se han quitado la vida algunos compañeros policías, Velázquez Ornelas mencionó que se analizó cómo apoyar a los integrantes de las instituciones de seguridad, con el propósito de evitar más muertes relacionados a problemas de salud mental.
“Tanto los problemas que uno tenga como policía, que uno tenga en su casa u otro tipo de problemas, es lo que llena el vaso y hace que se derrame al no tener una salida de estos asuntos”
El presidente de la Asociación “Hermandad de Sangre Azul” indicó que la intención es promover mayor inversión en atención psicológica dentro de las corporaciones.
No obstante, en mediano y largo plazo buscan que el tiempo de servicio de un policía no sea mayor a 25 años, debido a que conforme avanzan los años se acentúan ciertos padecimientos físicos y psicológicos, por el alto nivel de riesgo y estrés al que están sujetos los agentes.
“Hemos estado al pendiente, si vemos a un compañero que tenga un estado depresivo lo orientamos a que vaya con el área de psicología de la corporación, que antes estaba abandonada y se ha retomado la importancia que tiene. Aunque se ha visto avance, le falta”, aseveró Velázquez Ornelas.
A POLICÍAS CON PROBLEMAS PSICOLÓGICOS SE LE RETIRAN EL ARMA: SSPCM
A aquellos elementos de la policía municipal que son detectados enfrentando algún problema de salud mental, se les retira el arma y son comisionados a otras áreas mientras se recuperan, explicó el secretario de seguridad y protección ciudadana de Tijuana, Fernando Sánchez González.
El funcionario detalló que toman una decisión de este tipo cuando hay un diagnóstico psicológico que determine que el agente debe separarse de sus actividades cotidianas.
“Luego de eventos de alto impacto vemos si requieren atención psicológica. Los policías o los mandos nos dicen si ven a un compañero ausente, irritable, temeroso y nos hacen el reporte, o de parte del mismo elemento puede venir la solicitud de apoyo. Se les retira el arma y se les pone en comisiones donde no la necesite, hasta en tanto lleve su sesión en psicología, que pueden ser cuatro sesiones o las que diga el especialista, que determine cuándo puede regresar a su trabajo normal”, apuntó.
Según Sánchez González, actualmente la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Tijuana tiene seis psicólogos para atender a los integrantes de la corporación y sus familias, ya que detectaron que los seres queridos de los policías también son vulnerables a estos problemas.
“No podemos dejar de lado de que es un trabajo de alto riesgo, que evidentemente pone a prueba el temple, la paciencia y la inteligencia emocional al ponerse un uniforme, ponerse la placa, la pistola y asumir el riesgo de trabajar en las calles para que prevalezca el orden. No es un tema de debilidad, es inherente al riesgo del trabajo que estás llevando a cabo y por eso debemos asumirlo con seriedad”, expresó.
Admitió que de la mano de problemas de salud mental, puede venir el abuso de drogas, alcohol y otras sustancias, por lo que buscan prevenir que los integrantes de la corporación caigan en esos excesos.
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“Es de alguna manera cómo busca el policía salir de su complejidad, del estrés, de la carga emocional que tiene en muchas ocasiones, lo busca atender por medio del alcohol, erróneamente, porque luego llegas a tener otro tipo de problemas por el abuso y te genera una problemática en el hogar”, externó.
Precisó que en lo que va de la administración municipal se han dado cinco mil atenciones psicológicas, entre las que también se incluye a Bomberos, empleados de la Estancia Municipal de Infractores y las familias de los policías.
“No escatimamos esfuerzos para la inteligencia emocional y la ecuanimidad que debe prevalecer en un policía para que pueda tomar las mejores decisiones en el momento adecuado. No debemos perder de vista como sociedad que debajo de un uniforme está un ser humano con sentimientos, con valores, principios, temores e ilusiones, con expectativas. Y es un ser humano que sale todos los días a trabajar en una ciudad que tiene muchos riesgos, y que pones en riesgo su vida e integridad, por salvaguardar la integridad de los demás”, manifestó.
HABÍA RESISTENCIA A ATENDERSE: FGE
La fiscal general del estado, María Elena Andrade Ramírez, señaló que el área administrativa y de recursos humanos de la institución que encabeza, ha venido implementando programas de atención psicológica y apoyo emocional.
Asegura que han venido reforzando los mecanismos de prevención, pero admitió que en un principio había resistencia interna de una parte del personal que labora en el área de procuración de justicia.
“Decían: `¿Cómo voy a ir a pedir apoyo psicológico? Es algo negativo´. Pero al contrario, entendieron que no es para etiquetarlos, juzgarlos, sino al contrario. Este es un trabajo de riesgo, de estrés todos los días, un trabajo intenso y nos da gusto que nuestros agentes, ministerios públicos y policías se acerquen a recibir ese apoyo psicológico. Es más, ahora ellos mismos se acercan y lo piden”, resaltó.
Andrade Ramírez descartó que por el momento hayan otorgado alguna incapacidad por problemas de salud mental, sin embargo, recalcó que mantienen las evaluaciones permanentes.
De igual manera, rechazó que algún elemento haya manifestado dificultades tras operativos de seguridad de alto riesgo.
“Independientemente de que hay casos que requieren atención psiquiátrica, en su caso ya serán las instituciones que decidan si requieren medicamento o incapacidad. Ahora no hemos tenido ningún caso de estrés postraumático, los involucrados tienen capacitación constante para dedicarse a este tipo de actividad”, concluyó.
