Dicen que en un negocio lo más importante es el servicio al cliente. Para don “Tony” eso parece una máxima, ya que una sonrisa y un trato amable lo han distinguido por más de cuatro décadas de trabajo a un costado del parque Teniente Guerrero.
Pese a la limitante de no poder hablar y escuchar bien, el bolero se distingue no solo por su amabilidad, también el vaivén de las manos con el trapo lleno de crema para lustrar es de resaltar por la velocidad con la que lo hace.
Clientes como el señor Eugenio indican que el trabajo de “Tony” es muy bueno, lo que hace honor a una de las frases pintadas en el puesto “el mejor cuidado y brillo de su calzado”.
“Antes iba con otro bolero que es mi camarada, pero acá con ‘Tony’ me gusta porque no hay problema que te queden mal”.
“Es unos pesos más caro que otros boleros del parque, pero como te digo no das doble vuelta, él te hace el trabajo profesional”, narró.
“Tony” o Antonio Hernández, el cual es su nombre real, nació en Guadalajara, pero ha sido en Tijuana donde ha desempeñado el oficio de bolero con gran profesionalismo, eso sí, sin olvidar a su ciudad natal y a su “Rebaño Sagrado”, su equipo favorito de futbol.
El lugar de trabajo de don “Tony” conserva el estilo de décadas atrás, donde las tintas, cremas, grasas, trapos, cepillos y hasta una bandera de México tienen su espacio definido, bien acomodado.
“Tony” puede leer y es por medio de las palabras, así como de las señas, cómo se comunica con otros, eso sí, casi siempre con una sonrisa y buen ánimo.