Han pasado más de tres años desde que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), resolviera que es inconstitucional y discriminatorio no otorgar seguridad social a las personas trabajadoras del hogar, pero éstas siguen esperando que esa sentencia se vuelva una realidad.
El plan piloto que echó a andar el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), sigue siendo solo eso, una opción para los patrones.
Guadalupe, quien tiene 65 años y lleva 29 años limpiando casas, nueve de ellos en México, porque desde muy joven emigró a Estados Unidos, es una de las miles de personas que esperan.
Hace nueve años, por experiencia con su hermana que también fue trabajadora del hogar, ella sabía que podía tener seguridad social, así que solicitó a sus empleadores que la dieran de alta pero se lo negaron por su edad, ya que está cercana a jubilarse y pensaron que dejaría de trabajar pronto.
Yo les dije que tenía mi número de seguro social y me dijo que no me podían dar seguro (...) Tenían miedo, no querían pagar
En Tijuana, hay más de 10 mil personas en la misma situación que Guadalupe, con trabajo, pero sin ningún tipo de seguridad social, a pesar de la resolución de la SCJN que planteó al IMSS el plan piloto para diseñar el régimen de protección que sigue sin ser concretado.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), tan sólo en el primer trimestre de 2021, en Tijuana había 17 mil 34 personas que se dedicaban al trabajo remunerado en el hogar.
Pero de acuerdo con información obtenida mediante solicitudes de información, hasta mayo de este año el IMSS solo tenía registro de ocho mil 759 derechohabientes que se dedican al trabajo doméstico dentro del programa piloto.
Esa prueba para incorporar al seguro social a todo aquel que trabaje en casa: empleadas domésticas, jardineros, cuidadores de niños y adultos mayores, inició formalmente en 2019.
Las razones por las que la mayoría de esas personas sigue sin seguridad social son el desconocimiento de sus derechos laborales, y el que los patrones no las den de alta porque la legislación no está concluida.
EL CAMINO
Las reformas a las Leyes del Seguro Social y Federal del Trabajo se realizaron luego de que en diciembre de 2018 la SCJN marcara un precedente resolviendo un amparo en favor de una trabajadora del hogar.
Fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 2 de julio de 2019, siete meses después de la resolución de la SCJN, y consisten en incluir a las personas trabajadoras del hogar como “sujetos de aseguramiento del régimen obligatorio”.
El programa piloto del IMSS está hoy en su segunda fase, y de acuerdo con Alejandro Trinidad Mirón, subdelegado del instituto en Tijuana, a pesar de las modificaciones legales al día de hoy el decreto no es obligatorio.
Por eso los patrones no tienen sanciones por no registrar al personal que tienen trabajando en casa, y ese personal no puede proceder legalmente en contra de ellos por no otorgarlo.
Pero casos como el de Guadalupe, en el que sus empleadores se excusaron con la edad de jubilación para no otorgarle seguro, tampoco tienen razón de ser, afirmó el subdelegado.
No importa la edad que tenga. Por las reglamentaciones de la Ley Federal de Trabajo los tiene que dar de alta el patrón por el régimen obligatorio, no hay una limitante para que pueda acceder al seguro social
Guadalupe contó que su hermana, quien reside en Acapulco y por quien supo que podía tener seguro social, ya está jubilada. También conoce compañeras que cuentan con seguro, aunque la mayoría trabaja sin ningún tipo de beneficio.
Ella, cuenta, hoy limpia tres casas a la semana con empleadores fijos, tiene un horario de entrada y salida, cuenta con tiempo de comida y recibe un sueldo diario de 600 pesos.
Pero muchas de otras mujeres no cuentan con estabilidad laboral, así que suelen salir a buscar diariamente una oportunidad de trabajo a las calles de Tijuana.
Varias de ellas se reúnen en zonas residenciales a buscar quién las contrate por un día para limpiar tanto casas como oficinas, en muchas ocasiones con malos pagos.
En la entrada del Jockey Club del Hipódromo en esta ciudad se reúne casi todos los días un pequeño grupo de mujeres, (a veces puede ser solo una persona, otras hasta cinco), con la esperanza de que algún automovilista del fraccionamiento se acerque a ofrecer empleo, aunque sea por ese día.
Una de las que se une a este grupo es Guadalupe, ya que una de las tres casas que limpia está en el área del Hipódromo. Llega todos los lunes temprano a esperar a su jefa, quien la recoge para llevarla a la casa donde realizará sus labores.
Comentó que antes de la pandemia por Covid-19 se reunían más mujeres, pero con el paso del tiempo la cantidad ha disminuido.
Una mujer que llega buscando quién limpie su patio dice que se acercó porque antes de la pandemia ya veía a las mujeres reunidas en el estacionamiento.
No contrata a nadie de planta, dice, por cuestiones de “seguridad”.
“No lo hago normalmente (acudir a buscar personal), lo que pasa es que necesito una persona que me ayude ocasionalmente”, comentó.
Otra trabajadora, que prefirió no dar su nombre y llegó con su sobrina, se acercó a la oferta de empleo, pero el temor a un posible contagio de coronavirus se lo negó.
Estoy buscando mi comprobante de vacuna, tengo que ver si me lo pueden mandar, no lo tenemos y nos lo pidió para trabajar
Entre ellas también hay dudas sobre quiénes pueden y quines no, ser inscritas en el seguro social por su patrones.
Una de las mujeres que buscaba empleo en la misma zona está convencida de que no porque trabaja por días en distintas casas.
“Apenas estoy buscando trabajo, no me pueden dar porque no estoy de planta”, comentó.
Pero el subdelegado del IMSS en Tijuana detalló que con esta segunda fase del programa, a parte de facilitar a los patrones el alta de las trabajadoras desde su portal en línea con un trámite que no tarda más de 15 minutos, también es posible asegurar a quienes laboren en varios lugares.
OFERTA Y DEMANDA
El trabajo en el hogar ya está también en las redes sociales y hay personas que recurren a ellas tanto para solicitar los servicios como para ofrecerlos.
Las ofertas hablan de un sueldo semanal o diario, comida, vacaciones, pero casi ninguno menciona la posibilidad de otorgar seguridad social.
También hay quienes luego de un largo tiempo trabajando desconocen que ya tienen ese derecho, como María, que ha trabajado más de 22 años en la misma casa en residencial Agua Caliente.
¿No importa que uno trabaje en casa? (...) ¿Lo tienen que dar los patrones?
Y hablando de sus prestaciones dijo que recibe aguinaldo, pero si quiere vacaciones no son pagadas. En caso de tener que ausentarse por enfermedad, contrario a la realidad de Guadalupe, a ella sus patrones no le descuentan el día.
Pero si ambas cotizaran, tendrían además el Seguro de Riesgos de Trabajo y estarían cubiertas en caso de accidente laboral, al igual que de enfermedades generales.
El subdelegado Trinidad Mirón abundó en que la trabajadora puede asegurar a sus hijos y a su cónyuge o esposo.
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En marzo de este año, el Senado de la República aprobó un proyecto para corregir las fallas de la primera reforma porque esa no alcanzó a cubrir todas las particularidades de las personas trabajadoras del hogar.
La nueva modificación contempla seguro de enfermedades y maternidad, de riesgos de trabajo, de invalidez y vida, de retiro, cesantía de edad avanzada y vejez, así como servicios de guarderías y prestaciones sociales.
El siguiente paso es la revisión y aprobación de la cámara de diputados federales.
Mientras eso no suceda, las empleadas domésticas continuarán sus jornadas sin la garantía de una cobertura médica.
Guadalupe, que sufre diabetes y problemas cardíacos, está afiliada al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), pero tiene que pagar sus consultas externas y un tratamiento para destapar las arterias de su corazón y prevenir un infarto.
“Todo corre por mi cuenta, no pagan ellos, si un día estoy enferma y no puedo venir, no gano”, apuntó.
