Crisstian Villicaña
Tijuana.- El elevado número de personas en situación de calle que deambula por la ciudad ha dado como resultado que en muchos espacios de la vía pública se hagan refugios improvisados, los cuales sirven de hogar tanto de día como de noche.
Desde colonias populares hasta aquellas de mayor nivel económico, la vida vagabunda no distingue espacios, como lotes baldíos, construcciones en obra en negra o vestigios de lo que una vez fue una edificación; estos son suficientes para alguien que habita las calles.
En 2015, Tijuana contaba con una población de un millón 641 mil 570 personas (según datos del Inegi) a las cuales habría que agregarles todos aquellos que llegan deportados de los Estados Unidos o los que vienen del sur para intentar cruzar la frontera.
Entre estos dos grupos, suelen haber personas que no logran reintegrarse a la sociedad que terminan viviendo a la intemperie con los peligros que esto conlleva siendo estos que la policía municipal los detenga, ser víctima de un asalto o padecer las inclemencias del clima.
Lugares como las vías del tren, cañones o estructuras abandonadas suelen ser los espacios en donde más se observa a este grupo de personas sin hogar, un sector que poco ayuda recibe dejándolos en la invisibilidad sin que nadie se preocupe por ellos ni siquiera cuando pierden la vida, ya que terminan falleciendo justo en los espacios donde vivieron.