En diciembre de 2019, Teresa Arellanes, perdió a su hijo Luis Rodrigo. Él era policía y llevaba 9 años como uniformado, labor que desde pequeño soñó con desempeñar.
Para las mujeres que pierden a su pareja, se les llama viudas. Un niño se queda sin sus padres, son huérfanos, pero para una madre que pierde a un hijo, aún no existe una palabra que sea capaz de describir ese dolor.
“Él soñaba con ser policía desde chiquito, decía que tenía ganas de ayudar a la gente, mucha gente puede corroborar que fue buen policía”, comentó.
Han transcurrido ya 10 meses desde la partida de Luis Rodrigo. Doña Teresa todavía no es capaz de hablar de las circunstancias en qué murió su vástago, que tenía 29 años y una vida por delante.
“Lo recuerdo con mucho cariño, como policía era un gran policía , como hijo mucho más”, rememora.
Gracias a la iniciativa del Comité Ciudadano de Seguridad Pública y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, desde hace unos días, la señora Teresa tendrá un espacio para visitar todos los días a su hijo. Se trata de una plaza, ubicada en la Avenida Aguascalientes, de la Colonia Cacho.
En ese sitio, rodeado de árboles y con una vista hermosa al centro de la ciudad, habrá una placa en honor a Luis Rodrigo. En esa misma Colonia Cacho, que tantas veces se encargó de vigilar, como agente adscrito a la Delegación del Centro.
“Orgullosa de mi hijo, siempre tuve eso, porque él siempre fue responsable en la escuela, en su trabajo, como hijo, hermano, compañero”, concluyó.