/ domingo 28 de agosto de 2022

[Video] Hartos del caos en la garita Otay

Las banquetas están ocupadas por automóviles mal estacionados, los peatones tienen que caminar por la calle: Imelda Chávez

Todas las mañanas Imelda Chávez despierta desde las 3:00 horas por el sonido de los automóviles y vendedores que llegan a la garita de Otay. Vive en el Módulo 4 del fraccionamiento Nueva Tijuana, a un costado del cruce internacional.

“Por la noche sí puedo dormir, pero el tráfico empieza a las 3:00 a.m. Me despiertan las motocicletas, los Uber Eats, los vendedores, también el mariachi que toca entre los carros, el claxon de los carros, además todas las voces”, señaló.

Además de ser afectada desde la madrugada por el ruido generado por el cruce fronterizo, Imelda Chávez mencionó que el tránsito por el bulevar Bellas Artes, bulevar que colinda al norte con su vivienda, es intenso todo el día y los vehículos no respetan la semaforización.

“Viene un oficial de tránsito, pero llega hasta las 8:00 a.m. Debemos caminar entre los carros, además los camiones de carga pasan como si fueran en carretera. Tampoco hay banquetas donde podamos caminar”, agregó.

Las banquetas están ocupadas por automóviles mal estacionados, los peatones tienen que caminar por la calle y esto le preocupa a Imelda.

“Mi hija debe caminar por la calle”, comentó. La familia se fue a vivir a Otay tratando de sacarle la vuelta a los problemas de tránsito en la costa de la ciudad.

“Me vine aquí porque mi hija entró al Instituto Tecnológico de Tijuana. Anteriormente vivía en Playas y mi hija debía hacer un recorrido de dos horas en transporte público, pero como ya hay tanta gente y carros se convirtieron en tres”, dijo.

Pero ahora que vive en Otay, mencionó Imelda Chávez, los viernes prefiere no salir de casa, pues no puede circular con su vehículo y el transporte público está saturado.

“Se juntan tres tráficos, los tráileres que salen de la aduana, los turistas y los locales, está muy saturado de automóviles, prefiero no salir los viernes”, agregó.

Residentes aseguran que ha aumentado la inseguridad. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana

Por otra parte, Laura Elías e Ilse Talamantes trabajan en una oficina a un costado de la línea regular de la garita de Otay y contaron que es complicado llegar a su lugar de trabajo, ya que los vehículos que intentan introducirse a la línea de espera saltando la fila bloquean el único carril de tránsito.

“Es complicado cuando no hay policías que ayuden a controlar el tráfico, que es casi siempre por las mañanas. Regularmente debemos venir a las 7:00 a.m. para pasar por aquí, y si no hay policías debemos esperar a que se quiten los automóviles que bloquean el paso”, expresó Laura Elías.

Ella realiza un trayecto de 90 minutos para ir de su casa a su lugar de trabajo, pero también depende de la fila de autos que encuentre por la mañana junto a su lugar de trabajo.

“Después de un día festivo norteamericano es imposible, a veces en este último tramo duramos 30 a 40 minutos esperando. Incluso los policías no nos dejan pasar porque piensan que nos vamos a meter a la fila. Imaginate si debe llegar una ambulancia, aquí nos quedamos muertos”, expresó.

Ilse Talamantes agregó a esto que otra parte del problema de tránsito que enfrenta junto a sus compañeras es la falta de orden entre los vendedores ambulantes.

“A veces se separan demasiado de las vallas y prácticamente abarcan parte del carril de la línea, entonces los autos se hacen más a la derecha obstruyendo el carril de tránsito (...) Esto es prácticamente diario, salgo a las 6:30 de la mañana para llegar a las 8:00, incluso tuve que rodear y buscar rutas alternas para llegar a tiempo a mi trabajo. Una vez que siento que llegué a tiempo y me topo con este tráfico siento que no será un buen día”, comentó.

Llegar a su oficina no es el único problema. Regresar a casa es otro y han tenido que subir el vehículo a la banqueta para salir de la zona.

La situación también es complicada para los comerciantes. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana

“Porque sino son otros cuarenta minutos esperando a que nos dejen pasar los carros (...) A veces debemos irnos en sentido contrario y meternos a la calle de atrás, es media cuadra. No se quitan, la policía les habla por el altavoz, pero no se quitan, es algo complicado”, mencionó Laura Elías.

Además de los problemas para peatones, automovilistas y residentes, están los que padecen choferes del transporte público como Baltazar Barroso Suarez, un conductor en la ruta Corredor 2000-Refugio-Otay.

“Nos hemos dado dos o tres encontronazos buenos, porque uno quiere hablarles de buena manera y ellos se bajan muy prepotentes. Pero cuando ven que también nos ponemos duros se calman. Sobre todo los jóvenes que cobran por meter carros a la línea, con ellos tenemos muchos problemas”, destacó.

Barroso Suarez mencionó que en el último tramo de la avenida, antes de incorporarse al bulevar Bellas Artes donde está ubicado el sitio de taxis, pueden esperar de 30 a 40 minutos para recorrer 600 metros.

“Nos afecta porque si no hay manera de meternos tenemos que regresar y dar vuelta hasta llegar debajo del puente. Eso genera problemas con la policía municipal porque debemos estacionarnos en línea roja. Yo tuve que pagar una multa de cinco mil pesos”, explicó.

El transportista trabaja 16 horas al día y señaló que el problema de los vehículos que intentan meterse irregularmente a la línea es una constante.

“Todos los días se están metiendo los carros, rara vez está solo (...) Deben marcar con una línea los carriles para poder señalar que están utilizando un carril que no les corresponde. Llevo dos años en esta ruta, y a pesar de la pandemia siempre hubo carros que se querían meter a la línea”, destacó.

Hay problemas por la acumulación de basura. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana

INSEGURIDAD

Imelda Chávez dijo que otro problema es el incremento de la inseguridad y teme que pueda sucederle algo a su hija o a su nieta, incluso ya han sido víctimas de la delincuencia anteriormente.

“Se han querido meter a mi casa dos veces, lo bueno que yo he estado, no es en la noche, sino por la tarde. A mi hija la han querido asaltar dos o tres veces cerca de la universidad (...) El otro día paseaba a mi nieta en bicicleta y un malandro quiso quitarme la bicicleta. Pero por los hijos y por los nietos uno saca las 20 uñas. No sé de dónde saqué el valor y lo corrí”, expresó.

Imelda Chávez aseguró que regresará a Playas de Tijuana, porque todas las problemáticas que ha enfrentado en la delegación Otay la han orillado a tomar esa decisión.

Junto a los problemas de tránsito y de inseguridad, vecinos y trabajadores del área aseguran que hay problemas por la acumulación de basura y un pobre servicio de limpieza del municipio.

Carlos de La Cruz trabaja en una oficina ubicada en la calle Garita de Otay y denunció que algunas personas arrojan bolsas negras de basura en terrenos baldíos.

“Habían dicho que si juntábamos la basura pasaría un camión y se la llevaría, lo hicimos pero esa basura lleva aproximadamente un mes (...) Desconozco quien sea la persona que la tira, pero he visto que regularmente pasa gente a tirarla”, agregó.

Los camiones recolectores de basura, mencionó De La Cruz, sólo recogen los desechos que se encuentra a un costado de la línea fronteriza, basura generada por automovilistas que pagan a personas que solo la juntan en bolsas de plástico que después simplemente abandonan.

Todas las mañanas Imelda Chávez despierta desde las 3:00 horas por el sonido de los automóviles y vendedores que llegan a la garita de Otay. Vive en el Módulo 4 del fraccionamiento Nueva Tijuana, a un costado del cruce internacional.

“Por la noche sí puedo dormir, pero el tráfico empieza a las 3:00 a.m. Me despiertan las motocicletas, los Uber Eats, los vendedores, también el mariachi que toca entre los carros, el claxon de los carros, además todas las voces”, señaló.

Además de ser afectada desde la madrugada por el ruido generado por el cruce fronterizo, Imelda Chávez mencionó que el tránsito por el bulevar Bellas Artes, bulevar que colinda al norte con su vivienda, es intenso todo el día y los vehículos no respetan la semaforización.

“Viene un oficial de tránsito, pero llega hasta las 8:00 a.m. Debemos caminar entre los carros, además los camiones de carga pasan como si fueran en carretera. Tampoco hay banquetas donde podamos caminar”, agregó.

Las banquetas están ocupadas por automóviles mal estacionados, los peatones tienen que caminar por la calle y esto le preocupa a Imelda.

“Mi hija debe caminar por la calle”, comentó. La familia se fue a vivir a Otay tratando de sacarle la vuelta a los problemas de tránsito en la costa de la ciudad.

“Me vine aquí porque mi hija entró al Instituto Tecnológico de Tijuana. Anteriormente vivía en Playas y mi hija debía hacer un recorrido de dos horas en transporte público, pero como ya hay tanta gente y carros se convirtieron en tres”, dijo.

Pero ahora que vive en Otay, mencionó Imelda Chávez, los viernes prefiere no salir de casa, pues no puede circular con su vehículo y el transporte público está saturado.

“Se juntan tres tráficos, los tráileres que salen de la aduana, los turistas y los locales, está muy saturado de automóviles, prefiero no salir los viernes”, agregó.

Residentes aseguran que ha aumentado la inseguridad. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana

Por otra parte, Laura Elías e Ilse Talamantes trabajan en una oficina a un costado de la línea regular de la garita de Otay y contaron que es complicado llegar a su lugar de trabajo, ya que los vehículos que intentan introducirse a la línea de espera saltando la fila bloquean el único carril de tránsito.

“Es complicado cuando no hay policías que ayuden a controlar el tráfico, que es casi siempre por las mañanas. Regularmente debemos venir a las 7:00 a.m. para pasar por aquí, y si no hay policías debemos esperar a que se quiten los automóviles que bloquean el paso”, expresó Laura Elías.

Ella realiza un trayecto de 90 minutos para ir de su casa a su lugar de trabajo, pero también depende de la fila de autos que encuentre por la mañana junto a su lugar de trabajo.

“Después de un día festivo norteamericano es imposible, a veces en este último tramo duramos 30 a 40 minutos esperando. Incluso los policías no nos dejan pasar porque piensan que nos vamos a meter a la fila. Imaginate si debe llegar una ambulancia, aquí nos quedamos muertos”, expresó.

Ilse Talamantes agregó a esto que otra parte del problema de tránsito que enfrenta junto a sus compañeras es la falta de orden entre los vendedores ambulantes.

“A veces se separan demasiado de las vallas y prácticamente abarcan parte del carril de la línea, entonces los autos se hacen más a la derecha obstruyendo el carril de tránsito (...) Esto es prácticamente diario, salgo a las 6:30 de la mañana para llegar a las 8:00, incluso tuve que rodear y buscar rutas alternas para llegar a tiempo a mi trabajo. Una vez que siento que llegué a tiempo y me topo con este tráfico siento que no será un buen día”, comentó.

Llegar a su oficina no es el único problema. Regresar a casa es otro y han tenido que subir el vehículo a la banqueta para salir de la zona.

La situación también es complicada para los comerciantes. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana

“Porque sino son otros cuarenta minutos esperando a que nos dejen pasar los carros (...) A veces debemos irnos en sentido contrario y meternos a la calle de atrás, es media cuadra. No se quitan, la policía les habla por el altavoz, pero no se quitan, es algo complicado”, mencionó Laura Elías.

Además de los problemas para peatones, automovilistas y residentes, están los que padecen choferes del transporte público como Baltazar Barroso Suarez, un conductor en la ruta Corredor 2000-Refugio-Otay.

“Nos hemos dado dos o tres encontronazos buenos, porque uno quiere hablarles de buena manera y ellos se bajan muy prepotentes. Pero cuando ven que también nos ponemos duros se calman. Sobre todo los jóvenes que cobran por meter carros a la línea, con ellos tenemos muchos problemas”, destacó.

Barroso Suarez mencionó que en el último tramo de la avenida, antes de incorporarse al bulevar Bellas Artes donde está ubicado el sitio de taxis, pueden esperar de 30 a 40 minutos para recorrer 600 metros.

“Nos afecta porque si no hay manera de meternos tenemos que regresar y dar vuelta hasta llegar debajo del puente. Eso genera problemas con la policía municipal porque debemos estacionarnos en línea roja. Yo tuve que pagar una multa de cinco mil pesos”, explicó.

El transportista trabaja 16 horas al día y señaló que el problema de los vehículos que intentan meterse irregularmente a la línea es una constante.

“Todos los días se están metiendo los carros, rara vez está solo (...) Deben marcar con una línea los carriles para poder señalar que están utilizando un carril que no les corresponde. Llevo dos años en esta ruta, y a pesar de la pandemia siempre hubo carros que se querían meter a la línea”, destacó.

Hay problemas por la acumulación de basura. Foto: Ángeles García | El Sol de Tijuana

INSEGURIDAD

Imelda Chávez dijo que otro problema es el incremento de la inseguridad y teme que pueda sucederle algo a su hija o a su nieta, incluso ya han sido víctimas de la delincuencia anteriormente.

“Se han querido meter a mi casa dos veces, lo bueno que yo he estado, no es en la noche, sino por la tarde. A mi hija la han querido asaltar dos o tres veces cerca de la universidad (...) El otro día paseaba a mi nieta en bicicleta y un malandro quiso quitarme la bicicleta. Pero por los hijos y por los nietos uno saca las 20 uñas. No sé de dónde saqué el valor y lo corrí”, expresó.

Imelda Chávez aseguró que regresará a Playas de Tijuana, porque todas las problemáticas que ha enfrentado en la delegación Otay la han orillado a tomar esa decisión.

Junto a los problemas de tránsito y de inseguridad, vecinos y trabajadores del área aseguran que hay problemas por la acumulación de basura y un pobre servicio de limpieza del municipio.

Carlos de La Cruz trabaja en una oficina ubicada en la calle Garita de Otay y denunció que algunas personas arrojan bolsas negras de basura en terrenos baldíos.

“Habían dicho que si juntábamos la basura pasaría un camión y se la llevaría, lo hicimos pero esa basura lleva aproximadamente un mes (...) Desconozco quien sea la persona que la tira, pero he visto que regularmente pasa gente a tirarla”, agregó.

Los camiones recolectores de basura, mencionó De La Cruz, sólo recogen los desechos que se encuentra a un costado de la línea fronteriza, basura generada por automovilistas que pagan a personas que solo la juntan en bolsas de plástico que después simplemente abandonan.

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