Tijuana.- En la década de los treinta, mientras los casinos, burdeles y cantinas estaban en apogeo, la población tijuanense producía en rancherías y hortalizas animales para consumo, frutas y verduras.
Rancheros y campesinos buscaban un espacio donde ofertar sus productos en una Tijuana que si bien era pequeña en población, ya comenzaba a desarrollarse; bajo ese contexto nació el "Mercado Anáhuac" o "Mercado El Popo", como se le conoce de manera popular.
A poco más de noventa años de su fundación, el mercado sigue siendo parte fundamental de la ciudad al ofrecer productos del interior del país que son difíciles de adquirir en súper mercados o tiendas de abarrotes.
Don Martín Hernández Salazar, el comerciante con más antigüedad del lugar nos narra. "El primer mercado que hubo aquí en Tijuana fue este. Aquí los campesinos exhibían todo lo que producían; no era como hoy, era completamente rustico, de madera, las paredes de alambre de gallinero, no teníamos necesidad de otra cosa, había mucho respeto".
Al momento de la apertura de "El Popo" la ciudad contaba con cerca de 3000 habitantes; menciona Josué Beltrán, coordinador del Archivo Histórico de Tijuana. "Es una comunidad que empieza a expandir la mancha urbana, a salirse de los límites naturales de la calle Primera y la calle Quinta. En el 'Mercado El Popo' la gente empieza abastecerse de los víveres ya no digamos de la canasta básica, sino de la canasta cotidiana; carne, dulces, miel, azúcar, frijoles".
El nombre del lugar, nos dice que se debe al local "Nevería Popocatepetl"; ya desaparecido. "La gente decía vamos a las nieves del popo y tradicionalmente se le ha llamado desde los treinta o cuarenta como el 'Popo', pero el nombre correcto o histórico es Mercado Popular Anáhuac".
Enrique Aldrete Palacio, empresario de la región fue quien vio la necesidad de abrir un mercado en una Tijuana que lo requería; como dueño de la tienda "5 de Mayo" se aventuró a crear el espacio que hoy sigue en pie.
"Es un personaje que llega en los años veinte y es uno de los primeros ricos de Tijuana. Su fortuna la construye otorgando servicios que en Tijuana en ese momento no existían; a través del comercio mixto '5 de Mayo' con ropa, utensilios, enseres domésticos y a través del 'Anáhuac', aquellas cosas para la vida cotidiana", apunta, Beltrán.
CINELANDIA
Hablar del "Popo" también implica hacerlo de "Cinelandia", uno de los primeros cines de la ciudad que tenía su espacio casi al final del mercado. Fue un hombre proveniente de Guadalajara el que inició el negocio con máquinas individuales que proyectaban imágenes en secuencia al girar una manivela; Don Martín, narra.
"Eran cajas de madera, por la parte de enfrente tenían como una manta negra, como la de las cámaras de foto. Te metías y según lo duro que le dabas a la manivela, era la velocidad con que veías las películas; duraban como media hora y todo el tiempo había que estarle dando; los que venían a este lugar decían vamos al 'Piojito' y así se le quedó".
Alrededor de veinte de estas máquinas había en aquel entonces. El costo por acceder a ellas era de un centavo americano (penny). Al tiempo, el comerciante se hizo de un proyector, con el cual reproducía películas para un público que ya no tenía la necesidad de usar sus manos para disfrutar de un film.
Josué Beltrán, añade. "Si había un cine accesible y barato para la comunidad de Tijuana era ese, al grado tal que tenías que llevarte tu silla o banquito para sentarte. Duró por lo menos unos 30 años, quizás 40 años".
CAMBIOS Y UN PATRIMONIO HISTÓRICO NO DECLARADO
Mantenerse por casi 100 años no ha sido fácil para el mercado. Un incendio hace poco más de 20 años acabó con todo el lugar haciendo necesaria una reconstrucción desde cero. A la par de ello, algunos locales han clausurado la conexión con el "Popo", haciéndolo más pequeño.
En las dos entradas que tiene el mercado no hay placa o anuncio que indique su nombre. Siendo este un espacio privado, los cambios dependen de los dueños, en ese sentido, a Don Martín le gustaría que se le diera al "Popo" el lugar que merece como el primer mercado de la ciudad.
"Este espacio pertenece a Tijuana. Así como tiene su historia, así deberían de presentarlo al público. No representa lo que es, es un valor incalculable. Me gustaría que tuviera más presencia, pero no todos pensamos igual y ya todos son nuevos; ya lo ven nada más como negocio, no le quieren dar el valor que tiene".
"Este lugar es una joya. Es cierto, hay que invertir, pero es muy difícil ponerse de acuerdo. Antes había gente de mucho impulso, que no se conformaba con el día que vivían, pensaban en el día de mañana".
El espacio no está considerado como patrimonio histórico de la ciudad, Beltrán, explica. "La ley de monumentos, sitios y patrimonios históricos de México dice que lo prehispánico, colonial, hasta el México independiente y hasta cierta época del Siglo XIX, y Tijuana es posterior a todo eso".
Al mismo tiempo, el mercado pertenece al sector privado, siendo esta otra de las limitantes. "A mí me gustaría decir si debe ser declarado, la realidad es otra porque son bienes de particulares y los particulares al final de cuentas deciden lo que mejor les convenga para sus intereses y el de sus familiares".
"El IMAC (Instituto Municipal de Arte y Cultura) está facultado para proponer, pero nosotros no podemos ir a declarar por nuestras atribuciones, no podemos ir a declarar un bien inmueble como patrimonio histórico".
Dijo que si los comerciantes se acercan y piden asesoría para trabajar en ello, se podría realizar y el Archivo Histórico serviría como guía, sin embargo, todo está en manos de los dueños de locales.
Por último, expuso que está es una situación que ocurre en otros lugares antiguos de la ciudad. "Todos sabemos que el centro es el primer cuadro de la ciudad, pero no está declarado como centro histórico, es un proyecto muy añejo que viene por parte del Ayuntamiento, de alguna administración del IMAC y algún grupo de ciudadanos entre los que destaca el historiador, Antonio Padilla Corona".
Por el momento, el "Mercado El Popo" sigue siendo un lugar muy concurrido, en especial por connacionales que habitan en California y llegan a los distintos locales a hacerse de productos tradicionales de los diferentes estados del país.
"El Popo" emite vida y pese a los cambios, busca mantenerse como el mercado más antiguo de esta ciudad; será el tiempo y los comerciantes quienes decidan su futuro.