Tijuana.- José estuvo sentado en las escaleras con la boca sangrando y sin poder caminar por si mismo durante más de tres horas, pero ni bomberos, policías o paramédicos resolvían trasladarlo al Hospital General.
Su ropa sucia, el cabello y la barba desarreglados provocaron rechazo en más de uno de ellos, pero no en los ciudadanos que lo socorrieron de inmediato y le dieron algo de alimento.
“Su vida no está en riesgo”, “es mucho papeleo”, “él no quiso recibir atención”, fueron algunas de las respuestas de quienes acudieron a las llamadas de emergencia hechas por los habitantes del conjunto de departamentos donde estaba sentado José.
Había tropezado sobre la calle Rufino Tamayo y caído de frente sin resistencia, provocando que una vieja herida en su rostro, mal atendida e infectada, se resintiera.
Nunca le preguntaron si quería que lo llevaran con un médico para que lo revisara, dijo él con una calma sorprendente a pesar de lo doloroso que parecía la lesión.
Mientras tanto el frío de la tarde calaba y crecía como la desesperación de los vecinos incrédulos de que ninguna autoridad trasladara al hombre sin hogar para recibir atención médica.
“Nos dijeron que lo lleváramos nosotros”, contó uno de los residentes del conjunto habitacional que todo el tiempo estuvo con José pidiendo ayuda.
Después de mucho insistir, atendió una segunda patrulla de la Policía Municipal y regresó la misma ambulancia que no había querido trasladarlo.
“Si lo llevamos lo van a tener ocho horas esperando”, había justificado uno de los paramédicos de la ambulancia Delta 7 después de limpiar la herida.
Tras la presión, finalmente lo llevaron con pasos cortos a la ambulancia que lo dejaría minutos después en el área de urgencias del Hospital General.
Pero todo parecía muy distinto para otras personas vulnerables como José que este miércoles acudieron a una jornada de servicios realizada por el gobierno de la ciudad en la canalización del Río.
Había cambio de jeringas para evitar infecciones entre los consumidores de droga, corte de cabello, revisiones médicas, alimentos y como han hecho gobiernos anteriores, intentos por llevarlos a algún centro de rehabilitación.
Magdalena Bautista, directora de DIF Tijuana, dijo que comenzaron a acercarse a esta población desde el fin de semana para conocer sus necesidades.
Encontraron desde migrantes mexicanos y extranjeros, hasta familias que necesitan toda clase de ayuda.
“El plan de este programa es levantar un censo, ver cuál es la situación actual. Sabemos que es muy cambiante (…) sabemos que no podemos resolver al 100%, pero sí podemos apoyar”, comentó.
Definitivamente todo fue muy distinto al trato que recibió José, que sin la insistencia de un grupo de ciudadanos quizá no habría recibido atención médica que necesitaba.