Por temor a los dolores durante la labor de parto y a ser tratada de forma inadecuada, durante su primer embarazo Daniela Pineda Herrera realizó ejercicios de respiración con la intención de prepararse para el alumbramiento.
También recuerda que durante el nacimiento de su primer hijo, desde su cama en una institución de salud pública, observó el trato que recibieron otras mujeres del personal de salud.
“A las que estaban gritando de dolor no les hacían caso, pero también les comentaban de manera despectiva: `Pero cuando abrieron las piernas no gritaban nada y aquí sí”. A mí me trataron bien porque estaba callada, se preocupaban por mí pero por las demás no. Había unas mujeres que ya estaban dilatadas y aun así no las atendían”, comentó.
Daniela hoy es madre de tres hijos pero no olvida la impresión que le generaba la idea de ingresar al nosocomio para dar a luz por primera vez.
“Realicé ejercicios para no sentir tanto el dolor ni gritar tanto porque me daba miedo ese lugar. Era mi primer parto, tenía 18 años. También lo hice para que me trataran bien, aproximadamente había 10 mujeres conmigo”, agregó.
Desde su perspectiva, las mujeres en labor de parto con las que compartía el espacio no eran atendidas de manera constante y había poco personal para atenderlas.
“Solo estaban platicando y en el teléfono. Se enfocaron más en mí que en las demás que necesitaban más apoyo (...) Creo que los médicos no fueron sensibles, necesitaban ayuda y no les brindaron la atención correcta”, señaló.
Todo esto puede ser considerado como violencia obstétrica, asintió la doctora María Guadalupe Félix, secretaria técnica de la Comisión de Arbitraje Médico (Came).
“Todas las palabras ofensivas o insultos que se le profieran a la mujer durante el labor de parto es violencia obstétrica, o cualquier trato ofensivo que reciba la mujer durante el trabajo de parto y el control prenatal. También la omisión, si una mujer llega embarazada y no se le atiende también es violencia obstétrica”, agregó.
La secretaria técnica de la Came explicó que las quejas son capturadas por especialidad médica, los casos de violencia obstétrica son registrados en la especialidad de ginecología obstetricia, sin embargo no todos los registros son derivados de este tipo de violencia.
En el primer trimestre del 2022, la Came registró un total de 17 quejas en la especialidad de ginecología obstetricia, mientras que en 2021 se registraron 56 casos, pero dichos números no detallan casos específicos.
César Martínez, médico aplicativo de ginecología obstétrica y vicepresidente del Colegio de Ginecología y Obstetricia de Mexicali añadió que la violencia obstétrica puede incluso llegar a ser considerada violencia de género.
Y de acuerdo con el especialista, esto puede ocurrir tanto en el sector público como en el privado.
En el primer caso, apuntó, está la cantidad de derechohabientes que puede rebasar la capacidad del sector salud
“La cantidad de personal es insuficiente, cantidad de insumos y materiales, o las mismas instalaciones y equipos pueden ser deficientes”, mencionó el doctor César Martínez..
En cambio, añadió, en la medicina privada la violencia obstétrica puede ser consecuencia de la mala infraestructura para atender a las gestantes, agregó el también consejero suplente de la Came.
“En la medicina privada tiene mucho que ver la infraestructura del hospital al cual vayas a atenderte, no es lo mismo que vayas a un hospital que tiene todos los equipos, certificaciones, comités que son los controlan la calidad interna que debe tener un hospital, la medicina privada depende de qué tan grande sea la capacidad de atención”, agregó.
El tipo de violencia obstétrica más frecuente en el estado, es la práctica de Césarea sin el consentimiento absoluto de las mujeres.
LA SITUACIÓN EN BC
De acuerdo con información oficial de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), entre 2020 y 2021 ha recibido cuatro quejas. Las autoridades señaladas fueron el Hospital Materno Infantil con dos quejas, Hospital General de Tijuana con una queja y la Secretaría de Salud del estado con una queja.
La CEDH también emitió cinco recomendaciones por casos de violencia obstétrica entre 2016 y 2018.
De las cinco recomendaciones en el estado la más reciente es la 03/2018, dirigida a la hoy Fiscalía General Estatal y la Secretaría de Salud de Baja California por atención médica inadecuada y la muerte de la madre, esto en el Hospital General de Tecate.
En 2017, por otro lado, hubo dos recomendaciones, una dirigida a la Secretaría de Salud del Estado, y otra a Isesalud.
La CEDH determinó que hubo inadecuada prestación de servicios de salud durante el parto y el periodo posterior conocido como puerperio en el primer caso, lo que resultó como violencia obstétrica.
En el segundo caso la víctima fue una mujer trasladada del Centro de Reinserción Social de Tijuana al Hospital General de Tijuana, donde la Comisión señala inadecuada prestación del servicio médico para la víctima.
Finalmente, en 2016 las dos recomendaciones emitidas fueron también por inadecuada atención médica que terminó en la muerte de dos recién nacidos. Las autoridades que recibieron esas recomendaciones fueron Isesalud y la Secretaría de Salud del estado.
José Adrián Medina Amarillas, titular de la Secretaría de Salud del estado, afirma que la dependencia que dirige tiene un programa vigente y activo para vigilar todo lo relacionado con el embarazo, lo que significa tanto prevención e interrupción.
“Estamos tranquilos, puede haber un caso ocasional o esporádico en relación con ello, pero no para sentir que exista un problema en la Secretaría de Salud o en todo el sector salud de Baja California, de cualquier manera seguimos atentos y vigilantes en este tema que nos ofende a todos”, mencionó.
Si bien, en lo que va de 2022 no ha sido registrada por la CEDHBC alguna denuncia por casos de violencia obstétrica.
Las estadísticas de la Came señalan que durante el 2020, el año más crítico de la Pandemia por Covid-19, se registraron 35 quejas en la especialidad de ginecología obstetricia, pero no detalla si hubo registro de violencia obstétrica.
Daniela Margarita Pineda Herrera señaló que las autoridades de salud deben trabajar en la capacitación de los doctores y enfermeras, pues son los responsables de traer una nueva vida.
“Literalmente hay que invertir en salud, mayor cantidad de quirófanos, enfermeras y personal capacitado (...) Todo se divide en capacitación, planeación y presupuesto”