Tijuana.- Lo más cercano a la vida urbana que tienen los vecinos de Parajes del Valle, son un par de súper mercados, instalados en el fraccionamiento, los cuales apenas les sirven para abastecerse de los productos básicos para subsistir.
Si se enferman en la madrugada, hay una sola farmacia, la cual a veces abre por las noches y otras ocasiones no. Lo más próximo a una sucursal bancaria, es una famosa tienda de conveniencia, que les sirven para hacer depósitos o pagar servicios como luz, cable y agua.
Ni hablar de la existencia de un cine o una plaza comercial, para ver las películas nominadas al Oscar, los vecinos deben trasladarse hasta el bulevar 2000, donde se encuentra instalado el centro comercial más cercano, a 30 minutos en automóvil.
Las posibilidades de gozar del séptimo arte se reducen si no cuentan con vehículo, pues a cierta hora del día es imposible que circule una unidad de transporte público, y las escasas que pasan, siempre están llenas.
“Aquí el transporte tarda mucho y las personas que trabajamos en Tijuana se les hace complicado cuando no tienen carro, está lejos el tramo, si voy de aquí a Bodega Aurrera, te toman el precio como si fueras al centro, deberían de ver la distancia para cobrar”, se quejó Juana, quien llegó hace dos años a Tijuana, procedente de Monterrey.
Recientemente una empresa refresquera rehabilitó el Parque de la Piedra, uno de los dos espacios con los que cuentan con los colonos para hacer actividades recreativas. No obstante, salir por las noches no es opción para ellos, pues el miedo latente a ser víctima de la delincuencia, está presente.
“Nos faltan espacios públicos, tenemos un problema de inseguridad y el agua no las quitan por dos o tres días, a parte hay mucho drogadicto, malandro, rara la vez que pasan las patrullas”, dijo la señora Martha, residente de Parajes, desde hace casi cinco años.
La carencia de lugares para divertirse o gozar de tiempo con sus familias, hace que fraccionamientos como Parajes del Valle se convierta en una “ciudad dormitorio”, que solo les permite llegar a descansar a sus hogares, porque gran parte del día se la pasan en el trayecto entre el trabajo, la escuela o el tráfico.
El fenómeno de las “ciudades dormitorio”, es relativamente reciente en Tijuana, pero surgió por el exponencial crecimiento demográfico que registró esta frontera los últimos años, lo que provocó la incapacidad de las autoridades de planear de forma ordenada la expansión de la ciudad.
“El fundamento de esas áreas que crecieron fueron varios motivos, uno que el Gobierno Federal en sus políticas que tenían en ese tiempo era que te daban subsidio para que generaras vivienda económica y en esas áreas, era la tierra muy barata, entonces les daba la oportunidad de crecer. Esos desarrollos que quedaron en los linderos de afuera, cuando vino la crisis del 2008, le dio al traste, cambiaron cuestiones, la política de nuestro gobierno en cuanto vivienda sufrió ajustes, fue un fracaso no nada más en Tijuana, en muchas ciudades del país, hicieron desarrollos alejados porque la tierra era barata”, expuso el ex presidente del Colegio de Arquitectos de Tijuana, José Luis Araiza.
La calidad de vida de la población que reside en este tipo de urbanizaciones, se ve mermada, pues por la incapacidad de las autoridades de dotarlas de servicios públicos, transporte y seguridad, en muchos casos se ven obligados a abandonar las viviendas, ante la incapacidad de trasladarse a sus centros de trabajo.
“En el país hay mucho problema de vivienda abandonada, porque quedó desprotegida, el gobierno no puede con todo y la iniciativa privada tampoco, si no hay unión los programas truenan, con la crisis muchos créditos sufrieron impactos y la gente no los pudo pagar, la vivienda lejos no la puedes pagar, usas cuatro horas del día a moverte, mejor la gente optó por dejar esas viviendas”, puntualizó.