Yolanda Varona Palacios abanderó por más de una década la causa de las mujeres deportadas en la frontera a través de la organización Dreamers Moms Tijuana-San Diego.
Su activismo, su lucha para defender a las madres que fueron separadas de sus hijos, traspasó fronteras y conmovió a todo el mundo, gracias al eco que alcanzaba su voz en medios de comunicación a nivel internacional.
El 3 de junio pasado, luego de varios intentos, finalmente Yolanda Varona logró regresar a territorio norteamericano y reunirse con sus hijos gracias a un permiso humanitario otorgado por el gobierno de Estados Unidos.
“Estoy nerviosa por reintegrarme a la vida de mis hijos que ahora son adultos. Esto no va a parar, si yo puedo voy a seguir haciendo lo que pueda. Allá dentro de Estados Unidos podría juntar más recursos para apoyar a más madres. No pienso dejar el grupo, que va a salir adelante”, manifestaba el 31 de mayo, días antes de que se confirmara su retorno a la Unión Americana. ¿Pero cómo ha sido para la activista desde su regreso a la Unión Americana? El Sol de Tijuana habló con la directora de Dreamers Moms Tijuana-San Diego acerca de su nueva vida en el vecino país, así como el futuro que tendrá la organización que encabeza, luego de que dejara de vivir en esta frontera.
- ¿Qué sintió al volver al pisar suelo norteamericano?
- Cuando pisé suelo americano, sentí como si estuviera en el paraíso, al abrazar a mi hija sentí que mi condena y mi pesadilla había terminado, sentí una felicidad tan inmensa que mi garganta se cerró por unos instantes y no podía hablar. Fue una emoción tan grande.
- ¿Cómo han sido estas semanas cerca de su familia?
- Ha sido la felicidad completa. Hemos comido juntos, hemos celebrado con abrazos y muchos besos, ha sido muy hermoso y es un regalo divino estar abrazada de mis hijos.
- ¿Qué es lo más complicado de enfrentar ya de regreso en Estados Unidos?
- Primero aceptar que pasó una década, que mis hijos se convirtieron en adultos y yo trato de integrarme a su rutina. Decirle buenas noches a mi hija y verla irse para su propia casa y yo me quede con el pensamiento de cuando vivíamos juntos y nos decíamos buenas noches para irnos a dormir pero todos en una misma casa.
No tener empleo y no generar ingresos porque no tengo un número de seguro social, y ver los precios altísimos de gasolina y comida.
ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!
- ¿Su estatus migratorio cuál es en Estados Unidos?
- Mi estatus migratorio es de un permiso humanitario, es como si no existiera, sigo en espera de que me otorguen un permiso de trabajo, y mi abogada de ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles, en español), Jenny Pascuarela, está tramitando mi tarjeta de residencia, Green Card.
- ¿Sigue atendiendo las causas de las madres deportadas desde Estados Unidos?
Continúo apoyando a mis compañeras desde aquí, y estoy comenzando a apoyar a personas indocumentadas aquí en San Diego a tramitar su acceso a identidad. Me comuniqué con el Consulado de México en San Diego y nos dieron fechas para que tramiten pasaportes, cédula consular y actas de nacimiento.
Te tengo que decir que los primeros días aquí se me hicieron difíciles al interactuar con los angloamericanos, sentía miedo de que me preguntaran qué hacia aquí, sentía que me iban a rechazar.
- ¿Qué es lo que más extraña de Tijuana?
- Extraño a mis amigos, mis mamás y los elotes con mayonesa.