DURANGO. Guillermo y Rubén, dejaron el mundo de los vivos con apenas seis meses de diferencia uno del otro, arrastrados por una pandemia que se instaló en México en el año 2020 y de la que los hermanos, desafortunadamente fueron víctimas.
Hijos de Elena Gallegos, una aficionada a las corridas de toros; Guillermo, Jaime y Rubén, crecieron siempre unidos, no solo por el hecho de ser hermanos de sangre, sino porque realmente disfrutaban de su compañía, de ahí que no era extraño verlos desayunar en uno de los restaurantes favoritos de los duranguenses, el del Hotel Casablanca.
➡️ Especial: Una flor por los que se fueron
Para Jaime el proceso de duelo aún permanece y aunque su dolor nunca lo hizo público, pues jamás lloró frente a otras personas mientras se despedía de cada uno, cuando habla de sus hermanos, inevitablemente sus ojos se tornan rojizos, “los recuerdo todos los días, y los llevo aquí”, me dice mientras se toca el pecho y su voz pierde un poco de fuerza, aunque durante la conversación mantiene el llanto a raya.
Este 2 de noviembre, Jaime acudirá al panteón para visitar la tumba de “Tu chi”, como cariñosamente le decían a su madre a modo de chiste local y mientras cuenta la anécdota se esboza una sonrisa en su rostro y suelta una carcajada, aunque esa historia prefiere contarla después. En esta ocasión, cuenta que también llevará flores a sus dos hermanos, y saca su teléfono para mostrar una fotografía en la que aparecen las urnas que contienen sus cenizas.
Este será el segundo año en el que la foto de Rubén aparezca en el altar de muertos que colocarán en la casa de Jaime, pues “Tiro loco”, como le decían sus amigos, falleció el 16 de septiembre del 2020 “hasta patriótico salió”, aunque esta será la primera vez que coloque la imagen de Guillermo quien perdió la vida el pasado 27 de marzo de este 2021.
Pese a que ha pasado un año y seis meses de la pérdida de sus hermanos, primero Rubén y luego Guillermo; aún recibe muestras de cariño de amigos, compañeros y gente que dice, ni siquiera sabe quiénes son, pero se siente bien cuando lo toman del brazo, o le platican el cariño que sentían hacia ellos, eso para él es el mejor consuelo que puede recibir.