/ lunes 15 de febrero de 2021

Trafican madera mexicana hasta China

El país se ha convertido en punto de extracción ilegal para su tráfico y centro de triangulación para lavado

Apenas transcurrían minutos pasados de las 7 de la mañana cuando el pequeño grupo de expedicionistas se topó con una sorpresa. En esa ocasión realizaban un monitoreo de águilas neotropicales, entre las reservas de Chan Kin y Yaxchilán, Chiapas, donde tenían un punto de muestreo. A las orillas del río Usumacinta hallaron alrededor de 150 troncos amontonados de caoba y otras maderas finas.

Junto a ellos más de una docena de hombres armados con escopetas los resguardaban, pues se disponían a cruzarlos durante la noche por la frontera rumbo a la capital de Guatemala. Al verlos, Alan Monroy y sus cuatro compañeros hicieron la pantomima de que venían acompañados de refuerzos. Los sujetos de nacionalidad guatemalteca, creyeron que era verdad y corrieron para no ser detenidos por traficar madera ese 2016.

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Más tarde los troncos fueron decomisados por las autoridades y se utilizó para construir las bancas del salón de usos múltiples de una comunidad cercana. Al igual que esta madera que se intentó traficar a la región centroamericana, México se ha convertido en un punto de extracción ilegal de madera para su tráfico a países como China y también como un centro de triangulación para el lavado de madera importada, proveniente de la región del Amazonas y cuyo destino es Estados Unidos.

Al menos en las aduanas de Michoacán, Colima, Tamaulipas y Yucatán, se aseguraron 30 mil 748.52 metros cúbicos de maderas, entre las que destacan cedro, cocobolo, pino, granadillo y lupuna, entre otras. Lo mismo que ocho mil 915 piezas y 226 mil 640 kilogramos de diversas maderas tropicales, de diciembre de 2006 a diciembre de 2018, de acuerdo con datos del Servicio de Administración Tributaria (SAT) obtenidos vía transparencia.

Respecto a la administración de la cuatroté, no se informó de aseguramientos. En notas periodísticas aparece que en los últimos dos años se incautaron dos contenedores con madera granadillo en la aduana de Progreso, Yucatán, con valor de dos millones de pesos.

El tráfico y lavado de madera se da por el poco o nulo control que existe en las aduanas mexicanas. En los embarques sólo se acreditan por medio de facturas, pero no se les exige una documentación para la verificación del origen legal y la revisión de las especies maderables. Y esta triangulación permite evadir restricciones comerciales y legales.

“En cuanto a la importación de maderas tropicales, México se ha convertido en un destino de madera tropical ilegal de la Amazonia y a la vez también en una lavandería, podríamos decir, de madera ilegal, posiblemente de Colombia, Perú, venezolana o brasileña y qué va con dirección a Estados Unidos”, explica Gonzalo Chapela y Mendoza, coordinador de políticas públicas de la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Red Mocaf).

Una de las razones principales, dice el también profesor de la Universidad Autónoma de Chapingo, es que a los importadores y a los traficantes de madera en México solamente se les exige la factura: “no les exigen documentación de procedencia legal en el momento que entraron a México. Amparados por una factura de importación, en ese momento la madera se convierte en legal, y como ya es legal la puedes exportar a Estados Unidos y ese es el mecanismo de triangulación”.

Al respecto coincide Arturo García Aguirre, coordinador del colectivo MEF Bosques, pues en el país se han documentado casos de madera particularmente chilena, que llegan sin los debidos permisos a México. Además que esto genera problemas sanitarios al entrar plagas que amenazan los bosques nacionales.

No les exigen documentación de procedencia legal en el momento que entranGonzalo Chapela / Red Mocaf

Sin embargo, asegura, el tráfico y lavado no sólo es de madera importada, ya que muchas de las bandas criminales que se dedican a extraer madera ilegalmente, también están lavando madera en los aserraderos.

“No hay un control eficiente, podría ser muy fácil porque para que tú tengas un aserradero se requiere un permiso o dos permisos, uno del municipio y otro de la Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente). Entonces tú podrías controlar fácilmente cuánta madera entró, cuánta salió y no hay balance de qué está pasando”, explica.

Esto, expone, afecta en los precios del mercado mexicano e incentiva la tala ilegal. “El lavado de madera nacional e importado y todo esto, se refleja en el precio y entonces está afectando a todo el sector forestal, porque aparte tiene un triple resultante, la gente se desincentiva y dice ‘para qué tanto esfuerzo, si estos la venden sin problemas, sin invertir un quinto se hacen de los grandes negocios”.

Uno de estos daños al medio ambiente es el contrabando de especies comerciales, como son las de pino, resalta Chapela y Mendoza

“Ahí el lavado de madera lo hacen las madererías. Regularmente compran madera ilegal y, también como la ley exige solamente la factura para poder mover madera con madererías, hay muchísima simulación. Están facturando madererías inclusive que ni existen, no les ponen regulación. Tendría que haber un acuerdo del SAT y la Profepa de manera que haya un cotejo, para que cuadren las facturas que están haciendo las madererías con el reporte de documentación de la entrada de madera a los establecimientos”, destaca.

Otro de los problemas, es también la nula revisión de las remisiones de carga y descarga de maderas mientras se transportan por carreteras, pues tampoco se acreditan y revisan que los permisos sean legales.

“Tienen el permiso de extracción de madera para un ejido, y cuando un camión saca madera de otro lado y lo para la Profepa, esa persona muestra el permiso que tiene del ejido, pero en ese momento no pueden verificar de dónde proviene. Entonces usan ese permiso indefinidamente y para empezar no los detienen mucho, lo usan sólo cuando los paran”, dice Alan Monroy, coordinador de proyectos de conservación en Dimensión Natural.

CONTROL PARA INHIBIR EL LAVADO

Para detener el lavado de madera de importación se debe hacer desde su origen, con acuerdos internacionales con los países involucrados. En tanto en el mercado nacional, deben de generarse controles de materias, facturas, verificaciones y auditorías a las madereras y aserraderos del país.

“La Cancillería tiene un trabajo importante que hacer, lo mismo que la Profepa. Nosotros ya se lo planteamos a la procuradora (Blanca Alicia Mendoza Vera) el año pasado, con la Red Mocaf… Tienen que hacer un trabajo conjunto el SAT, Profepa, Semarnat y la Cancillería para un procedimiento de reconocimiento mutuo de documentación, de tal manera que se exija en las importaciones la documentación legal de procedencia del país de origen de la madera, porque hasta ahora no se pide nada de eso”, comenta Gonzalo Chapela.

Respecto a lo nacional, explica que con los aserraderos y madereras no hay regulación, por lo que se debe trabajar en el tema tributario y llevar una contabilidad, un libro de registro de entradas y salidas, “de tal manera que sean objetos de visitas, de verificaciones y que puedan ser auditables sus movimientos de madera”.

Sergio Madrid, director ejecutivo del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), coincide en el control a través de las auditorías, pues las madererías deberían tener respaldos de sus existencias. Lo mismo que un libro con el registro de las ventas y procesos, además de llevar un balance para que la autoridad pueda hacer una revisión y se aseguren que el maderero está comprando madera legal.

“Es la forma objetiva de poder controlar y desestimular la tala ilegal. Se da por quién lo compró y quién lo compra: las madererías. La mejor estrategia para reducir el tráfico ilegal… no es persiguiendo a la gente, a las comunidades que están cortando los palos. Hay que hacerle auditoría a las madererías, es aplicar clausuras, multas fuertes cuando se demuestre que están comprando madera ilegal. Es como se pueden enfrentar”, puntualiza Madrid.



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Apenas transcurrían minutos pasados de las 7 de la mañana cuando el pequeño grupo de expedicionistas se topó con una sorpresa. En esa ocasión realizaban un monitoreo de águilas neotropicales, entre las reservas de Chan Kin y Yaxchilán, Chiapas, donde tenían un punto de muestreo. A las orillas del río Usumacinta hallaron alrededor de 150 troncos amontonados de caoba y otras maderas finas.

Junto a ellos más de una docena de hombres armados con escopetas los resguardaban, pues se disponían a cruzarlos durante la noche por la frontera rumbo a la capital de Guatemala. Al verlos, Alan Monroy y sus cuatro compañeros hicieron la pantomima de que venían acompañados de refuerzos. Los sujetos de nacionalidad guatemalteca, creyeron que era verdad y corrieron para no ser detenidos por traficar madera ese 2016.

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Más tarde los troncos fueron decomisados por las autoridades y se utilizó para construir las bancas del salón de usos múltiples de una comunidad cercana. Al igual que esta madera que se intentó traficar a la región centroamericana, México se ha convertido en un punto de extracción ilegal de madera para su tráfico a países como China y también como un centro de triangulación para el lavado de madera importada, proveniente de la región del Amazonas y cuyo destino es Estados Unidos.

Al menos en las aduanas de Michoacán, Colima, Tamaulipas y Yucatán, se aseguraron 30 mil 748.52 metros cúbicos de maderas, entre las que destacan cedro, cocobolo, pino, granadillo y lupuna, entre otras. Lo mismo que ocho mil 915 piezas y 226 mil 640 kilogramos de diversas maderas tropicales, de diciembre de 2006 a diciembre de 2018, de acuerdo con datos del Servicio de Administración Tributaria (SAT) obtenidos vía transparencia.

Respecto a la administración de la cuatroté, no se informó de aseguramientos. En notas periodísticas aparece que en los últimos dos años se incautaron dos contenedores con madera granadillo en la aduana de Progreso, Yucatán, con valor de dos millones de pesos.

El tráfico y lavado de madera se da por el poco o nulo control que existe en las aduanas mexicanas. En los embarques sólo se acreditan por medio de facturas, pero no se les exige una documentación para la verificación del origen legal y la revisión de las especies maderables. Y esta triangulación permite evadir restricciones comerciales y legales.

“En cuanto a la importación de maderas tropicales, México se ha convertido en un destino de madera tropical ilegal de la Amazonia y a la vez también en una lavandería, podríamos decir, de madera ilegal, posiblemente de Colombia, Perú, venezolana o brasileña y qué va con dirección a Estados Unidos”, explica Gonzalo Chapela y Mendoza, coordinador de políticas públicas de la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Red Mocaf).

Una de las razones principales, dice el también profesor de la Universidad Autónoma de Chapingo, es que a los importadores y a los traficantes de madera en México solamente se les exige la factura: “no les exigen documentación de procedencia legal en el momento que entraron a México. Amparados por una factura de importación, en ese momento la madera se convierte en legal, y como ya es legal la puedes exportar a Estados Unidos y ese es el mecanismo de triangulación”.

Al respecto coincide Arturo García Aguirre, coordinador del colectivo MEF Bosques, pues en el país se han documentado casos de madera particularmente chilena, que llegan sin los debidos permisos a México. Además que esto genera problemas sanitarios al entrar plagas que amenazan los bosques nacionales.

No les exigen documentación de procedencia legal en el momento que entranGonzalo Chapela / Red Mocaf

Sin embargo, asegura, el tráfico y lavado no sólo es de madera importada, ya que muchas de las bandas criminales que se dedican a extraer madera ilegalmente, también están lavando madera en los aserraderos.

“No hay un control eficiente, podría ser muy fácil porque para que tú tengas un aserradero se requiere un permiso o dos permisos, uno del municipio y otro de la Semarnat (Secretaría del Medio Ambiente). Entonces tú podrías controlar fácilmente cuánta madera entró, cuánta salió y no hay balance de qué está pasando”, explica.

Esto, expone, afecta en los precios del mercado mexicano e incentiva la tala ilegal. “El lavado de madera nacional e importado y todo esto, se refleja en el precio y entonces está afectando a todo el sector forestal, porque aparte tiene un triple resultante, la gente se desincentiva y dice ‘para qué tanto esfuerzo, si estos la venden sin problemas, sin invertir un quinto se hacen de los grandes negocios”.

Uno de estos daños al medio ambiente es el contrabando de especies comerciales, como son las de pino, resalta Chapela y Mendoza

“Ahí el lavado de madera lo hacen las madererías. Regularmente compran madera ilegal y, también como la ley exige solamente la factura para poder mover madera con madererías, hay muchísima simulación. Están facturando madererías inclusive que ni existen, no les ponen regulación. Tendría que haber un acuerdo del SAT y la Profepa de manera que haya un cotejo, para que cuadren las facturas que están haciendo las madererías con el reporte de documentación de la entrada de madera a los establecimientos”, destaca.

Otro de los problemas, es también la nula revisión de las remisiones de carga y descarga de maderas mientras se transportan por carreteras, pues tampoco se acreditan y revisan que los permisos sean legales.

“Tienen el permiso de extracción de madera para un ejido, y cuando un camión saca madera de otro lado y lo para la Profepa, esa persona muestra el permiso que tiene del ejido, pero en ese momento no pueden verificar de dónde proviene. Entonces usan ese permiso indefinidamente y para empezar no los detienen mucho, lo usan sólo cuando los paran”, dice Alan Monroy, coordinador de proyectos de conservación en Dimensión Natural.

CONTROL PARA INHIBIR EL LAVADO

Para detener el lavado de madera de importación se debe hacer desde su origen, con acuerdos internacionales con los países involucrados. En tanto en el mercado nacional, deben de generarse controles de materias, facturas, verificaciones y auditorías a las madereras y aserraderos del país.

“La Cancillería tiene un trabajo importante que hacer, lo mismo que la Profepa. Nosotros ya se lo planteamos a la procuradora (Blanca Alicia Mendoza Vera) el año pasado, con la Red Mocaf… Tienen que hacer un trabajo conjunto el SAT, Profepa, Semarnat y la Cancillería para un procedimiento de reconocimiento mutuo de documentación, de tal manera que se exija en las importaciones la documentación legal de procedencia del país de origen de la madera, porque hasta ahora no se pide nada de eso”, comenta Gonzalo Chapela.

Respecto a lo nacional, explica que con los aserraderos y madereras no hay regulación, por lo que se debe trabajar en el tema tributario y llevar una contabilidad, un libro de registro de entradas y salidas, “de tal manera que sean objetos de visitas, de verificaciones y que puedan ser auditables sus movimientos de madera”.

Sergio Madrid, director ejecutivo del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), coincide en el control a través de las auditorías, pues las madererías deberían tener respaldos de sus existencias. Lo mismo que un libro con el registro de las ventas y procesos, además de llevar un balance para que la autoridad pueda hacer una revisión y se aseguren que el maderero está comprando madera legal.

“Es la forma objetiva de poder controlar y desestimular la tala ilegal. Se da por quién lo compró y quién lo compra: las madererías. La mejor estrategia para reducir el tráfico ilegal… no es persiguiendo a la gente, a las comunidades que están cortando los palos. Hay que hacerle auditoría a las madererías, es aplicar clausuras, multas fuertes cuando se demuestre que están comprando madera ilegal. Es como se pueden enfrentar”, puntualiza Madrid.



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