/ martes 29 de marzo de 2022

“No hay nada a que volver”: Ucraniano varado en Playa del Carmen

Un ucraniano busca en redes noticias de su padre, desaparecido en la ciudad de mariúpol al inicio de la invasión rusa

En lugar de disfrutar del mar turquesa y la arena blanca en uno de los mejores destinos de playa de México, Valerii Gorpenko se queda en su hotel buscando en redes sociales noticias que lo lleven a encontrar a su padre, desaparecido en la ciudad ucraniana Mariúpol.

Varado en sus vacaciones en la costa caribeña mexicana desde que Rusia invadió Ucrania, Gorpenko de 47 años, ha pasado las últimas semanas sin saber nada de Vladimir Gorpenko, de 72 años.

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Él sabe que los bombardeos han destruido gran parte de Mariúpol, donde antes del conflicto habitaban 400 mil personas, miles de las cuales siguen tratando de escapar. La casa de Vladimir no se salvó; una imagen que circula en línea muestra el edificio de varios pisos quemado.

Para encontrar a su padre Gorpenko publicó una foto en Facebook donde se le ve sonriente, con cabello cano y ralo. Está tratando de contactar amigos en Ucrania para pedirles que lo rescaten.

“Ha sido imposible porque Mariúpol está bajo bombardeo constante”, dijo Gorpenko desde Playa del Carmen.

El hotel le extendió su estadía al pago de una décima parte del precio original después de que explicó que no podía volver a casa. El lugar también le ofreció acceso a Internet para facilitarle que pueda buscar pistas de su padre.

“Los primeros cinco días estuvimos en contacto, espero que papá todavía esté vivo y escondido en un refugio”.

Mientras Rusia continúa con los ataques aéreos para tomar la ciudad portuaria estratégica que podría ayudarla a conectar las áreas controladas por separatistas prorrusos en Crimea, miles de personas siguen atrapadas en Mariúpol: sin acceso a alimentos, agua, electricidad, calefacción y bloqueadas por los combates.

El Kremlin niega haber atacado a civiles y dice que sus fuerzas están involucradas en una “operación especial” para desmilitarizar y “desnazificar” a su vecino. Occidente y Kiev llaman a eso un pretexto falso para invadir una democracia.

Rusia y Ucrania tienen estrechos lazos históricos, con familias dispersas en ambas naciones.

El hijo de 21 años de Gorpenko, un ciudadano ruso, está terminando su carrera universitaria en Moscú. Gorpenko teme que pueda ser reclutado por el ejército.

Decenas de ucranianos han huido a México en los últimos días con la esperanza de llegar a Estados Unidos. La mayoría de ellos lograron ingresar por la frontera con Tijuana con un permiso especial para permanecer ahí por lo menos un año sin temor a ser deportados.

Gorpenko ya estaba en México cuando comenzó la invasión rusa a finales del mes de febrero, después de haber salido de Ucrania para tomar vacaciones en la playa con siete amigos. Sus compañeros, con hijos en Ucrania, volvieron a Europa.

Con muchos amigos todavía en Mariúpol, Gorpenko sabe que no es el único que intenta poner a salvo a su gente. “Todos están tratando de salvar a sus seres queridos y sacarlos de este infierno”, añadió.

Ucrania y Rusia acordaron instalar un corredor humanitario para que automóviles privados puedan salir de la ciudad.

Una vez que sepa que su padre está a salvo, Gorpenko planea irse a Estados Unidos. “No puedo volver a Europa”, dijo. “Además, no queda nada de mi Mariúpol y nada a qué volver a Ucrania”.

“No me retracto para nada (...) no estaba entonces ni ahora articulando un cambio de política en Rusia, expresaba mi indignación moral”



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Disponible en: Acast, Spotify, Apple Podcasts, Google Podcasts, Deezer y Amazon Music

En lugar de disfrutar del mar turquesa y la arena blanca en uno de los mejores destinos de playa de México, Valerii Gorpenko se queda en su hotel buscando en redes sociales noticias que lo lleven a encontrar a su padre, desaparecido en la ciudad ucraniana Mariúpol.

Varado en sus vacaciones en la costa caribeña mexicana desde que Rusia invadió Ucrania, Gorpenko de 47 años, ha pasado las últimas semanas sin saber nada de Vladimir Gorpenko, de 72 años.

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Él sabe que los bombardeos han destruido gran parte de Mariúpol, donde antes del conflicto habitaban 400 mil personas, miles de las cuales siguen tratando de escapar. La casa de Vladimir no se salvó; una imagen que circula en línea muestra el edificio de varios pisos quemado.

Para encontrar a su padre Gorpenko publicó una foto en Facebook donde se le ve sonriente, con cabello cano y ralo. Está tratando de contactar amigos en Ucrania para pedirles que lo rescaten.

“Ha sido imposible porque Mariúpol está bajo bombardeo constante”, dijo Gorpenko desde Playa del Carmen.

El hotel le extendió su estadía al pago de una décima parte del precio original después de que explicó que no podía volver a casa. El lugar también le ofreció acceso a Internet para facilitarle que pueda buscar pistas de su padre.

“Los primeros cinco días estuvimos en contacto, espero que papá todavía esté vivo y escondido en un refugio”.

Mientras Rusia continúa con los ataques aéreos para tomar la ciudad portuaria estratégica que podría ayudarla a conectar las áreas controladas por separatistas prorrusos en Crimea, miles de personas siguen atrapadas en Mariúpol: sin acceso a alimentos, agua, electricidad, calefacción y bloqueadas por los combates.

El Kremlin niega haber atacado a civiles y dice que sus fuerzas están involucradas en una “operación especial” para desmilitarizar y “desnazificar” a su vecino. Occidente y Kiev llaman a eso un pretexto falso para invadir una democracia.

Rusia y Ucrania tienen estrechos lazos históricos, con familias dispersas en ambas naciones.

El hijo de 21 años de Gorpenko, un ciudadano ruso, está terminando su carrera universitaria en Moscú. Gorpenko teme que pueda ser reclutado por el ejército.

Decenas de ucranianos han huido a México en los últimos días con la esperanza de llegar a Estados Unidos. La mayoría de ellos lograron ingresar por la frontera con Tijuana con un permiso especial para permanecer ahí por lo menos un año sin temor a ser deportados.

Gorpenko ya estaba en México cuando comenzó la invasión rusa a finales del mes de febrero, después de haber salido de Ucrania para tomar vacaciones en la playa con siete amigos. Sus compañeros, con hijos en Ucrania, volvieron a Europa.

Con muchos amigos todavía en Mariúpol, Gorpenko sabe que no es el único que intenta poner a salvo a su gente. “Todos están tratando de salvar a sus seres queridos y sacarlos de este infierno”, añadió.

Ucrania y Rusia acordaron instalar un corredor humanitario para que automóviles privados puedan salir de la ciudad.

Una vez que sepa que su padre está a salvo, Gorpenko planea irse a Estados Unidos. “No puedo volver a Europa”, dijo. “Además, no queda nada de mi Mariúpol y nada a qué volver a Ucrania”.

“No me retracto para nada (...) no estaba entonces ni ahora articulando un cambio de política en Rusia, expresaba mi indignación moral”



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