Tras los terribles acontecimientos ocurridos al noroeste de Tailandia, en la guardería perteneciente a la provincia de Nong Bua Lamphu, los padres de las víctimas han acudido para un acto emotivo y lleno de dolor.
Frente a la construcción se prepararon con una alfombra roja y rosas blancas para colocarlas a las afueras de la guardería.
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Mientras tanto, algunas madres y padres de familia llevaban objetos importantes de sus pequeños y los abrazaban con fuerza en un intento por sentir cerca a sus seres queridos.
Además, algunos familiares solo lloraban en silencio, mientras eran consolados por las demás personas.
Por otra parte, en el hospital de Nong Bua Lam Phu, la localidad más cercana, las familias de los supervivientes esperaban frente a las salas de cuidados intensivos para poder visitar a sus niños, y llevarles comida, pañales y otros objetos de primera necesidad.
Entre las vidas que quitó el ex policía, identificado como Panya Khamrab, se encontraban las de 22 niños que permanecían dormidos dentro de las instalaciones, además, asesinó personal encargado de las labores y funcionamiento de la guardería.
Luego de la atroz masacre, Panya se dio a la fuga y de acuerdo con autoridades tailandesas, cobró la vida de su esposa e hijo para después suicidarse.
El saldo total que dejó el criminal fue de 37 personas muertas y al menos 12 heridos.
Diversas organizaciones y personalidades como el Papa Francisco han expresado que está ha sido una de las peores masacres en la historia del mundo, y la ONU lo calificó como un ataque "sinsentido" y se solidarizó con las familias de las víctimas.