Los tres detenidos por el asesinato de la periodista Lourdes Maldonado fueron sentenciados este miércoles en una audiencia en la que no hubo mención alguna al móvil ni al autor intelectual del crimen.
Erik Eduardo Contreras Ramos, de 30 años de edad, y Kevin Alberto Villarino Hernández de 19, fueron sentenciados a 20 años de prisión, mientras que Guillermo Julián Castro Garzón, de 23 años, recibió una sentencia de 24 años.
También tendrán que pagar entre los tres 486 mil 950 pesos por reparación del daño y gastos funerarios a la familia de la periodista originaria de Gómez Palacio, Durango, asesinada el 17 de enero de este año de un balazo en el rostro cuando llegaba a su domicilio..
El trío aceptó su responsabilidad en un proceso abreviado que evitó, por acuerdo entre ellos mismos y la Fiscalía General Estatal (FGE), ir a juicio.
La audiencia celebrada vía remota duró poco más de cinco horas y el tiempo fue utilizado mayormente por el fiscal especial Atalo Machado, quien hizo hizo referencia a los elementos de la carpeta de investigación.
Entre estos, diversos videos de los alrededores de la casa de Lourdes Maldonado el día de los hechos.
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Según la descripción que el fiscal hizo de las grabaciones, Erik, Kevin y Guillermo estuvieron esperando a la periodista en un vehículo tipo taxi libre, y esto fue respaldado por un par de entrevistas realizadas a dos testigos oculares, uno de ellos menor de edad.
Esas declaraciones indican que Guillermo se acercó al vehículo de la ex empleada del ahora senador Jaime Bonilla Valdez y le disparó a través de la ventanilla para después regresar al taxi donde lo esperaban Erik al volante y Kevin en el asiento trasero.
Guillermo Julián Castro Garzón fue además el único con defensa particular, compuesta por dos abogados y una abogada; Erik y Kevin compartieron defensor de oficio.
Ya casi al final de la audiencia, cuando la jueza Leticia Larrañaga dio la palabra a los tres imputados que buena parte del tiempo estuvieron sonriendo y platicando entre ellos, pidieron permanecer en la penitenciaría de Tijuana.
Dijeron que sus familias se encuentran en esta ciudad y son de escasos recursos, argumento que la jueza aceptó.
Hasta antes de su detención, Kevin dijo que era cocinero, Erik que era taxista y Guillermo afirmó dedicarse a la construcción, mientras que el fiscal Ricardo Iván Carpio Sánchez declaró en el pasado que los tres recibieron cinco mil dólares cada uno por cometer el crimen.